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El arte de criar perros de raza, las mutaciones y hereditibilidad, Castro-Castalia Bullmastiffs
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El arte de Criar perros de Raza

El arte de criar perros de raza, las mutaciones y hereditibilidad, Castro-Castalia Bullmastiffs

Mini soportando a la camada Q de Castro-Castalia

El perro, al igual que todos los demás seres vivos, podría definirse como un mecanismo biológico y como tal susceptible a mutaciones. Mutaciones que se vienen produciendo con toda seguridad desde el momento mismo en que la especie comenzó a tomar forma.

Tales mutaciones ocurren de distintas maneras y con distintas consecuencias. En unos casos se trata de mutaciones somáticas que son aquellas que ocurren en ciertos tejidos del organismo y son responsables, por ejemplo, de causar algún tipo de cáncer, sin que sin embargo sean transmitidas a generaciones sucesivas. Otras, por el contrario sí que se transmiten a los descendientes a través de los gametos (óvulos y espermatozoides) y son esas precisamente a las que, como criadores responsables, debemos prestar atención.

Ello porque en unos casos tales mutaciones serán algo deseable, como cuando por ejemplo implican una variación a mejor de las generaciones sucesivas a partir de la fijación y consolidación de la textura o color del manto, el color o forma de los ojos, la forma de las orejas, la talla, la sustancia, el peso y tantas otras características que son las que a la postre determinan las diferencias que existen entre unas razas y otras. Pero muchas otras veces pueden tener consecuencias para la salud de los animales y son estas las que hay que cuidar que no se produzcan mediante una selección responsable y bien hecha.

Voy a poner como ejemplo de lo que puede ser una mutación indeseable para la mayoría de las razas caninas la hemivértebra, cuando aparece en la parte intermedia de la cola y que sin embargo se favorece y se aprecia en el Bulldog, pues da lugar a la cola en sacacorchos. Ciertamente una cola partida o en sacacorchos no va a influir en la salud del perro afectado ni siquiera tangencialmente, cuando se trate en alguna otra de los cientos de razas en las que se considera un defecto según cada uno de los respectivos estándares, pero ello no la hace más deseable por lo que tiene de antiestética. Y si bien no afecta al animal de ninguna manera, es susceptible de ser transmitida a las siguientes generaciones.

Sin embargo si este defecto, la hemivértebra, aparece en cualquier otra parte de la espina dorsal --sea a nivel cervical, torácico o lumbar--, será causa de enormes perjuicios para el animal afectado por cuanto causará dolor e incluso impedirá el desarrollo de una actividad normal y podrá derivar en alguna forma de parálisis o afectación que tenga como consecuencia incluso el sacrificio del sujeto.

En todo caso y si exceptuamos al Bulldog y a las otras pocas razas en las que la hemivértebra caudal se considera una característica deseable, lo cierto es que se trata de una condición genética y por tanto transmisible que, como tantas otras, tiene muchas implicaciones para el presente y el futuro de la especie en general y de cada una de las razas en particular.

En una de mis obras, titulada EL GRAN LIBRO DE LOS BULLMASTIFF Y MASTIFF (Tikal ediciones), hago referencia a cómo en su día un pseudo-criador español de esos tan aficionados a vender (que no criar con un propósito de selección “en beneficio de”) perros de varias razas, importó en su momento un ejemplar de Bullmastiff de año y medio afectado de cola doblemente partida. Una cola que tenía forma de zig-zag perfecto. Cuando le pregunté por qué había adquirido semejante animal, me comentó que “no era un defecto genético sino que el perro tenía ese problema porque había sufrido un accidente de coche”, añadiendo que incluso “disponía de un certificado veterinario que avalaba el hecho”.

El caso es que dicho animal tenía un serio problema y lo transmitió sucesivamente a sus hijos, nietos y demás descendientes; el hecho de que tal “problema” se quisiera maquillar aludiendo a un hipotético accidente automovilístico no lo hacía menos grave ni menos importante, máxime porque poco tiempo después, cuando acudí a la Exposición Mundial de Suiza me encontré con que otros tres hermanos de camada de ese sujeto o bien habían estado involucrados en el mismo ¿¿accidente de coche?? o bien habían heredado de padre, madre o alguno de los abuelos tal defecto, lo que era perfectamente obvio.

Este hecho, que podría considerarse puramente anecdótico, de no ser por las repercusiones que todavía ahora, doce años después, está teniendo para la raza en España, nos habla de la importancia de no enmascarar los problemas. Si un perro tiene un defecto, cualquiera que sea su índole, susceptible de ser heredado y de causar amén de problemas estéticos, otros que afectan a la salud de los animales afectados, no debe, NO PUEDE ser empleado como reproductor.

Allí dónde aparece una cola partida en un Bullmastiff español, basta documentarse un poco sobre el pedigrí del animal afectado para encontrar una o varias generaciones más atrás al tal perro supuestamente “accidentado”.Y no sólo eso, sino que muchos de los ejemplares que sufren este defecto, padecen otros que afectan a la funcionalidad como por ejemplo espaldas y/o cuellos excesivamente cortos.

Sirva este ejemplo para hacer comprender la importancia que tiene para el presente y el futuro de cada raza, el que el Criador (con mayúsculas), sea el primer interesado en ser lo suficientemente crítico y exigente con su stock de cría, para evitar justamente problemas como estos que luego tienen difícil erradicación.

Luego está el hecho de tener que ser capaces de determinar si ciertas características (léase mutaciones), como esta, por ejemplo, o como tantas otras que se repiten una y otra vez en sucesivos individuos de una misma raza, pertenecen a la raza misma –es decir están implantadas a nivel general—o por el contrario, sólo se dan en una o varias “familias”. La mejor manera de llegar a conclusiones y obtener respuestas pasa por ser capaces de observar y estudiar muchos ejemplares de esa raza y dentro de la raza, de esas familias e ir haciendo acopio de toda la información relativa a los pedigríes de los animales afectados para tratar de encontrar ese “denominador común” (léase el ejemplar responsable de la transmisión).

Hoy en día es vox populi que la gran mayoría de ejemplares de la raza Shar-Pei sufren de gravísimos problemas de entropión y ello porque en su momento quienes fueron responsables de cuidar que esto no ocurriera, no se tomaron la molestia de seleccionar debida y concienzudamente el stock de cría para evitar la transmisión y proliferación del problema. Y lo que es peor, mucho peor, es que en vez de erradicar de una vez por toda de los programas de cría a los animales afectados, una gran mayoría de eso que yo he dado en denominar pseudo-criadores, se limita a realizar una operación quirúrgica muy sencilla en los cachorros (cirugía que a veces se realiza en animales de pocos días de vida, de forma ¿¿preventiva??) conocida como “tacking”, para recortar y sujetar los párpados con unos puntos de sutura especiales de tal manera que se evite que esos ojos parezcan afectados por el problema. Aparte del sufrimiento que dicho procedimiento supone para los pobres individuos, hay otro hecho más grave si cabe que no podemos ignorar. Y es que no se está evitando el problema, sólo se está disimulando. Y por lo tanto continuará prevaleciendo y seguirá siendo recurrente generación tras generación.

Otro caso que ejemplifica hasta qué punto una mutación puede ser nociva para la especie es el paladar abierto. Ciertamente podría en teoría deberse a una avitaminosis producida por la administración excesiva de Vitamina A (aunque para ello la madre del o los cachorros afectados hubiera de haber consumido más de 100.000 U de Vitamina A en la tercera semana de gestación) y/o de ciertos corticoides durante el embarazo y más concretamente durante la etapa de implantación de los embriones en las paredes uterinas y posterior desarrollo de los órganos, miembros, cara, boca, ojos, etc. Pero dado que esto es más que improbable que ocurra dado que en la mayoría de los casos sería prácticamente imposible que una perra preñada tomara tal cantidad de vitamina A en tan poco espacio de tiempo y/o que un veterinario administrase Prednisona o Prednisolona a un hembra en su estado en cantidades suficientes para producir tal defecto, hay que asumir que cuando aparece un paladar abierto en uno o más componentes de una camada, otra vez estamos en presencia de una mutación genética y que esta se deriva de una inadecuada selección.

Dicho esto cabe hacer todavía un par de salvedades más. Cualquier defecto, sea el que sea, que se pueda considerar como estando siendo inducido genéticamente, no va a “desaparecer” por arte de magia ni por que se lo ignore. Y ni siquiera porque se decida que, para evitarlo, se hagan cruces exógenos entre el individuo susceptible de estar transmitiendo el problema y otro que no esté directamente ni indirectamente emparentado con él/ella. Efectivamente si se opta por el cruce abierto, es probable que el defecto no aparezca en la siguiente generación ni en las sucesivas, al menos durante un tiempo prudencial, pero esto no significa que no esté oculto, agazapado, esperando la oportunidad de volver a aparecer…

Seamos pues suficientemente honestos, serios, exigentes y responsables como Criadores y hagamos las cosas bien desde el principio. Para ello bastará suprimir de un programa de cría a ese ejemplar que se suponga responsable de la transmisión de un defecto y evitar así la proliferación del problema. Esto que puede parecer exagerado y radical es, sin embargo, el mejor consejo que se le puede dar al que quiera hacer las cosas bien. Ciertamente implicará tener que buscarle un sustituto a ese macho o a esa hembra reproductores y ello puede significar un revés y una aparente marcha atrás en el programa de cría y puede incluso tener una consecuencia económica para el bolsillo del Criador, pero indudablemente a largo plazo se derivará en un beneficio para ese mismo programa de cría, pues se evitará el nacimiento de ejemplares “tarados” y lo que es aún más importante, se conseguirá mantener a esa “familia” y más aún a esa raza libre de tal o cual defecto y de sus consecuencias. Y siendo así ya habrá merecido la pena el sacrificio.

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(Texto original, escrito por Christina de Lima-Netto y/o Federico Baudin específicamente para esta página Web y protegido con Copyright. No puede ser reproducido ni total ni parcialmente por ningún medio, sin el expreso consentimiento de Castro-Castalia por escrito)

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