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Camada Autos Locos de Castro-Castalia Dice nuestro Refranero --y dice bien--, que “quien lo sabe bien lo hace y quien lo ignora, lo empeora” y… ¡cuánto hay de cierto en esta corta frase, cuando se aplica al Arte de Criar Perros de Raza! A veces, para tratar de explicar una idea, un concepto, no hay nada mejor que poner un ejemplo y este es uno de esos casos en los que la mejor manera de hacer reflexionar al lector preocupado por una crianza bien hecha y todo lo que eso implica, es confrontándole con la dura realidad. Y lo voy a hacer contando cómo yo misma me he visto en una situación de esas que mejor no hubieran ocurrido nunca. Hace unas semanas empecé mi búsqueda de una hembra de raza toy porque desde mucho tiempo atrás tengo ganas de tener, además de mis queridos y grandullones Bullmastiffs, mis dos gatos “Mimo” y “Blue”, mis dos caballos “Pandora” y “Sinnombre” y mis dos burras “Pizpireta” y “Preciosa”, una perrita casi-casi de bolsillo. Es un capricho mío y ¡caray!, tengo ganas de darme ese lujo. Obviamente como soy sumamente exigente como Criadora y propietaria de perros y de otros animales de pura raza, lo soy también como hipotética compradora y por lo tanto antes de ninguna otra cosa comencé por documentarme sobre todo aquello que tiene que ver con los Carlinos, los pequeños molosoides que tanto me atraen quizás porque son como diminutos Bullmastiffs. A la hora de adquirir un ejemplar de esta raza mi primera preocupación no era la cercanía del posible Criador, ni tampoco el precio de un ejemplar y menos aún el tiempo de espera. Todos esos criterios para mí son absolutamente secundarios como espero y deseo (y fomento) que lo sean para cualquier comprador verdaderamente exigente. Lo verdaderamente importante es llegar a encontrar un ejemplar perfectamente típico, sano y equilibrado. Y eso implica hacer una búsqueda concienzuda, ponderada, bien documentada y muy meditada. El por qué es muy simple. Porque Carlinos, igual que Apsos, Boston Terriers, Bulldogs franceses, Caniches, Schnauzers miniatura, Westies, Yorkies o cualquier otra raza haberlos los hay y muchos, pero lo que ya son habas contadas son los perros criados con auténtico esmero, con total honradez, con absoluta seriedad y con auténtico conocimiento de causa. Esa ya es harina de otro costal. Y si no, para muestra… lo que sigue. Me consta que el Carlino presenta una serie de enfermedades hereditarias, algunas de las cuales limitan su calidad de vida y pueden llegara acortarla significativamente y por lo tanto para mí lo más importante es encontrar Criadores (siempre con mayúsculas) que sean conscientes de los problemas inherentes a la raza y que luchen por mantener sus líneas de sangre libres de tales problemas. Empecé mi ronda de llamadas y averiguaciones con un listado mental de preguntas para las que quería obtener respuestas francas, claras y concisas. ¿Sencillo, no? Aparentemente sí. Muy simple. Pero a la postre resultó ser más complicado de lo que pudiera pensarse. El primer escollo vino con el primer contacto. Un pseudo-criador (ahora lo sé) con una página web muy bien confeccionada y muy atractiva pero ¡ay!, en cuanto empecé a rascar la superficie me fui encontrando con que no todo lo que relucía era… lo que parecía. Definitivamente oro no era. Ni siquiera plata, ni ningún otro metal noble. Nada de eso. El tal individuo atendió mi llamada con mucho interés durante los primeros dos minutos; para entonces yo todavía era un potencial comprador, claro está. Pero después de aclararme que él entregaba sus cachorros un poco al antojo del cliente, es decir que si se le requería “para entregarlos con seis semanas él se avenía a hacerlo” y si era con ocho “tampoco pasaba nada”, yo ya tenía claro que ése no iba a ser el criador de mi perrita Pug. Claro que ya puestos, continué la conversación porque la curiosidad pudo más que nada. Y comencé mi retahíla de preguntas sobre el PDE, la Enfermedad de Legg-Perthes, la KCS (Keratoconjuntivitis sicca), la Displasia de Cadera y algunas otras enfermedades propias de la raza, por cuanto tenía interés en saber qué garantías ofrecía al respecto dicho ¿¿criador?? -“¿Sus perros sufren de PDE?”, pregunté. - “Pe de qué?”, fue la respuesta, en tono asombrado. - “PDE, Pug Dog Encephalitis, una enfermedad exclusiva de la raza, de la que todavía se sabe muy poco pero que produce una inflamación cerebral fatal; los individuos afectados, generalmente a edad temprana, sufren ataques epilépticos, se mueven en círculos, acaban ciegos, entran en coma y finalmente mueren y todo ello ocurre en pocos días o semanas. Parece claro que hay un componente genético en esta enfermedad y que afecta a unas líneas de sangre y a otras no.”, contesté yo. - “Mis perros no tienen de eso; algunos entre los 6 y los 15 meses se desmayan, tienen epilepsia y se ponen raros, pero enseguida aprenden que si se ponen nerviosos es peor y como son tan listos, se dan cuenta de que es mejor no excitarse tanto y cuando dejan de hacerlo, se les pasa…”, dijo mi interlocutor, mostrándose muy indignado. -“Ah, ya veo. Y ¿qué me dice de la Displasia de Cadera? ¿Sus perros están libres de HD? ¿Y de la Enfermedad de Legg-Perthes, y de la KCS?” -“Oiga, tía lista, la Displasia de Cadera es de Bullmastiffs. Los Pugs no tienen de eso… Legg, ¿qué?, ¿KCS…?”. Para entonces, el tono de mi interlocutor era ya de gran enfado y mayor indignación. -“Pues verá, se equivoca usted de pleno… después del Bulldog, el Carlino es una de las razas más afectadas, con una incidencia del 62% para ser exactos, según los datos ofrecidos por el Pug Dog Club of America.”, contesté entre chocada por lo que estaba oyendo y divertida, por lo que la situación tenía de absurda. -“¿Sabe qué?, que no me apetece seguir hablando con usted ni venderle un perro.” Y acto seguido, sin más preámbulos, me colgó. Previamente, he de decirlo, me había explicado que llevaba siete años con la raza, que había empezado con los Pugs cuando se dio cuenta de que la anterior raza “de sus amores” (los Dogos Argentinos) había dejado de ser “interesante y tener salida por culpa del tema de los perros peligrosos”… de lo que yo concluyo, a la vista del resultado de la conversación, que esta persona –como tantas y tantas otras— no cría perros de la raza que sea, llámese Dogo Argentino o Carlino (total, no hay tanta diferencia ¿o sí la hay?), por el interés genuino de preservar sus características raciales y mejorarlas, si ello es posible, sino porque tiene razones de peso más… ¿¿comerciales?? Claro que sobre la ignorancia habría mucho más que decir… como por ejemplo que “al ignorante, las palabras del sabio le parecen locura” como ya dijo Eurípides. El problema es que cuando la ignorancia atañe a cosas como la genética y la crianza nos encontramos con que individuos como éste que no saben ni quieren saber y que, con su desinterés y falta de conocimiento, multiplican problemas que a poco que fueran tomados a conciencia, evitarían la multiplicación de males mayores. Charles Duclos, escritor, historiador y moralista francés del siglo XVIII dijo que “hay tres clases de ignorancia; no saber nada; saber mal lo que se sabe; saber cosa distinta de la que debiera saberse.” Y lamentablemente, cuando esto ocurre en el mundo de la crianza animal, que es con demasiada frecuencia, ocurre también que esa ignorancia no debe, no puede ser perdonada porque las consecuencias afectan a la vida y al bienestar de unos seres vivos. Hoy me he puesto yo en plan moralista a propósito de una experiencia vivida en primera persona y habiéndolo hecho, lanzo una pregunta a la palestra: ¿acaso no sería bueno que todos los que queremos dedicarnos a esto del Arte de Criar Perros de Raza, lo fuéramos por lo menos un poquito? En el próximo capítulo continuaré desgranando los pequeños secretos que hacen posible que unos sean Criadores con mayúsculas y los otros se queden en la pequeñez de la pseudo-crianza. Hoy les dejo con esta reflexión. (Texto original, escrito por Christina de Lima-Netto y/o Federico Baudin específicamente para esta página Web y protegido con Copyright. No puede ser reproducido ni total ni parcialmente por ningún medio, sin el expreso consentimiento de Castro-Castalia por escrito) |