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El pasado mes hablé muy de pasada de la razón que justificaba, para algunos, el empleo de la inseminación artificial para evitar la transmisión de la enfermedad conocida como Herpes virus, entre machos y hembras reproductores. Dije entonces que ni siquiera esto me resultaba a mí una razón de peso como excusa para emplear la IA como método recurrente en la Crianza Canina responsable y bien hecha. E insisto en ello, por cuanto es esencial que perros y perras mantengan intacta su instinto natural para la reproducción de la especia, por mucho que nosotros hayamos de intervenir en la selección de ejemplares de raza cada vez más hermosos, pero no por ello menos sanos. Prometí entonces que en un futuro breve hablaría largo y tendido sobre el Herpes virus, puesto que esta es desgraciadamente hoy por hoy una enfermedad muy extendida y a la que cabe atribuir un elevadísimo porcentaje de embarazos fallidos, abortos, reabsorciones fetales, muertes de neonatos y esterilidad en los reproductores, de la que poco saben los que están dedicados a la Crianza aún a pesar de que información hay más que suficiente, si bien parece que falte –demasiadas veces—el interés por recabarla. Han sido tantas las cartas recibidas interesándose por la materia que he preferido hacer un alto en el desarrollo y el guión pre-concebido de esta serie y dedicarle, este mes, el suficiente protagonismo dado que estoy segura de que será esta también una herramienta útil de conocimiento para hacer las cosas bien de cara al futuro y ahorrarse, quizás, un nuevo motivo de preocupación. Aquí queda pues, en las próximas líneas, mucha de la información que yo he venido recabando sobre esta enfermedad silente en estos años y que me ha servido y sirve para evitar que mis ejemplares la sufran y la transmitan entre sí o a otros. El Herpes virus (HV) es un alpha-herpesvirus que está presente no sólo en perros domésticos sino también en cánidos salvajes. Poco se ha sabido sobre la enfermedad durante tiempo simplemente porque en animales adultos produce escasa o nula sintomatología específica que pueda identificarse como siendo propia de ella. De hecho, tradicionalmente los criadores y veterinarios no se han preocupado de identificarla ni rastrearla en sus ejemplares sencillamente porque poco o nada sabían de su existencia. La primera vez que yo misma tuve conciencia de la importancia de esta enfermedad fue a principios de los años noventa, a través de la lectura de unos breves comentarios de un veterinario norteamericano al respecto. Luego, en 1998, el Dr. Christian Dumond de la Facultad de Veterinaria de Lyon (Francia) vino a España, invitado por una marca comercial de alimentos caninos, y dio una charla sobre ello a un selecto grupo de criadores, entre los cuales me encontraba yo de invitada, quedándose la mayoría de ellos sumamente sorprendidos por la información aportada por este experto que dejó bien claro ya desde el principio de su intervención que ya entonces, hace casi diez años, el 70% de la población canina en su país se había visto cuanto menos expuesta a este virus o estaba afectada ya de uno u otro modo por esta grave enfermedad. De hecho el Dr. Dumond explicó que el HV era la causa directa de la mayor parte de los fracasos en la consecución de embarazos a término y también la razón por la que muchos reproductores se habían vuelto estériles. Más aún comentó éste experto que si en aquél momento el 70% de los perros franceses estaban ya afectados, sin que nadie prestara la necesaria atención a la materia, era cuestión de tiempo que lo estuvieran los de países vecinos y no tan cercanos, dada la facilidad con que entonces y ahora los perros pueden viajar de un país a otro y de un continente a otro para asistir a Exposiciones o ser apareados. Lo primero y principal que hay que tener en cuenta cuando hablamos del HV es que se trata de un virus que puede causar la esterilidad en hembras y machos y la mortandad pre-natal y peri-natal, amén de reabsorciones fetales y abortos. Por lo tanto, esto es ya de por sí suficientemente grave dado que afecta directamente a la Crianza Canina de forma muy seria y alarmante. Lo segundo que hemos de saber es que su transmisión y contagio es desgraciadamente muy fácil, entendiendo por fácil el hecho de que se transmite por vía aerosol, tanto como a través del contacto directo o indirecto entre perros infectados y los que no lo están. Y no se trata solamente de transmisión por vía sexual, cuando hablamos de contacto directo, sino que está probado que incluso algo tan simple como que dos perros compartan cama, jaula o espacio puede implicar el contagio, de la misma manera que este puede ocurrir si un animal lame los genitales de otro! Esto significa que un macho o una hembra sanos pueden infectarse si lamen a otro enfermo y luego se lamen a sí mismos, pero también que uno enfermo contagie a otro lamiéndole después de haberse lamido a sí mismo. Es decir, que unos y otros actúan como vectores-transmisores de la enfermedad. Hay muchos otros datos que no pueden ni deben ignorarse y entre ellos está el hecho de que los adultos sanos que sean contagiados o que padezcan la enfermedad, no mostrarán sintomatología alguna –como decía al principio—y por lo tanto, al no haber tal sintomatología, no serán diagnosticados como siendo enfermos-portadores-transmisores del HV. De hecho, la gran mayoría de ellos, cuando entran en contacto con el HV y se infectan, pasan un cuadro de tos leve, si es que lo pasan, que a veces presenta un ligero exudado nasal, pero no siempre y que, si acaso, cuando es motivo de consulta por parte del propietario, el veterinario puede diagnosticar como un leve cuadro de infección de las vías respiratorias altas y poco más, no prestándole mayor atención. Ya vemos pues hasta qué punto es esencial estar atentos a posibles riesgos, evitar en la medida de lo posible el contacto con perros desconocidos que pudieran ser susceptibles de actuar como transmisores y hacer siempre que posible, las pruebas oportunas para detectar la presencia de la enfermedad en el mayor número posible de perros o, cuanto menos, en aquellos que hayan de ser empleados como reproductores, antes de que tenga lugar la cópula. El por qué de esta aseveración es bien simple. Todo perro enfermo constituye un foco residual permanente de la enfermedad, tanto más que hoy por hoy no hay cura para la misma. Y lo que es aún peor es que todo perro enfermo es capaz de infectar a muchos otros por una vía tan simple como es el aire que respira, sin necesidad de contacto corporal, si bien también a través del contacto corporal se transmite la enfermedad con enorme facilidad. Así pues, cualquier Criador responsable y preocupado del bienestar de sus ejemplares y de sus futuros cachorros, debe ser consciente de que hay un riesgo importante de que en algún momento sus perros entren en contacto con otros enfermos de HV o que los propios ya lo estén y por lo tanto debe tener o buscar los necesarios recursos para descartar esta posibilidad mediante la realización de las oportunas pruebas que detecten, en su caso, la enfermedad o confirmen que su criadero está libre de la misma. Cualquier Criador responsable debe, además, preocuparse de evitar en la medida de lo posible que sus ejemplares se vean contagiados por vía sexual para lo cual tienen que plantearle al propietario del macho que vaya a servir o la hembra que haya de ser servida si éstos son susceptibles de ser transmisores y mejor aún, exigir una prueba de HV fiable. De hecho algo tan nimio como pueda ser el comentario de que “mis perras últimamente se quedan vacías”, “mis perras abortan”, “mis perras tienen un alto índice de reabsorción fetal” o “en mis camadas hay una alta incidencia de muertes peri-natales no explicadas”, debe hacer sospechar que algo raro está pasando. Es cierto que un laboratorio muy conocido anuncia como sumamente eficaz la vacuna que ha puesto en el mercado para el HV, pero yo tomaría con mucha cautela esta publicidad. De hecho la tal vacuna no es la panacea ni mucho menos. Y esto es importante, mucho, tenerlo siempre presente. Quienes aconsejan vacunar a todas las perras, infectadas o no, antes y durante el embarazo quizás estén involuntariamente creando confusión y aumentado los riesgos. Mi consejo dista mucho de ser ése. Yo personalmente recomendaría que cualquier propietario o Criador que se encuentre con una hembra afectada (o con un macho, que tanto monta, monta tanto) de HV la descarte como reproductora; confirme que ella no ha podido infectar a otros perros machos y hembras de su entorno, tome todas las precauciones habidas y por haber para extremar las medidas de higiene que puedan evitar el contagio posterior y hable con todas aquellas otras personas propietarios de perros con las que la suya o el suyo hayan podido tener contacto para que también ellos tomen sus precauciones. Esto no es alarmismo barato, créame el lector. El Herpes virus canino es un problema muy serio y muy ignorado también. Si no le prestamos la debida y suficiente atención, el tiempo jugará en contra y dentro de unos pocos años ya no habrá perros sanos con los que criar nada. Ello porque a día de hoy todavía no se ha encontrado un tratamiento eficaz que combata, cure y erradique la enfermedad. Hoy por hoy, no lo hay. Desgraciadamente para todos. No quiero extenderme más en este capítulo sobre el tema, por cuanto es suficientemente abrumador en sí mismo lo que ya he comentado. Pero entendiendo que si ya suscitó interés la breve mención que hice del HV en el capítulo anterior, lo que ahora digo aquí será motivo de alarma y de más consultas, prometo al lector que en el capítulo del próximo mes dedicaré una segunda parte a todo lo relativo a la forma en que el Herpes virus canino afecta a los cachorros recién nacidos y cómo evitar en la medida de lo posible su muerte, si están afectados por la enfermedad por transmisión uterina o vaginal. Ya vimos en el capítulo anterior cuán importante es detectar la contaminación por HV en machos y hembras de cría y la facilidad con que se contagia esta grave y silente enfermedad que tan serias consecuencias puede tener para un criadero. En este capítulo dedicaremos nuestra atención a las consecuencias que la enfermedad tiene para los cachorros neonatos, población en la que el HV puede llegar a ser devastador. Hasta hace relativamente poco tiempo, la mayoría de las muertes peri-natales –es decir, aquellas que se producían sin causa aparente en los días y semanas posteriores al nacimiento de la camada—eran atribuidas al denominado “Fading Puppy Syndrome” o “síndrome del cachorro desmayado”, que era la traducción que esta condición recibía en español. Y así, casi cualquier cachorro que no teniendo ninguna afección específica cardiaca, ni pulmonar, ni renal, ni ningún defecto hereditario o congénito aparente, ni tampoco una tara específica, que muriera sin causa justificada pasaba a engrosar las estadísticas que nos hablan de la pérdida de hasta un 50% de los cachorros nacidos en las tres semanas posteriores al nacimiento. Hoy en día, habiendo estudiado suficientemente la incidencia del HV en las hembras de cría, se sabe que una gran mayoría de estos cachorros fallecen como consecuencia de esta enfermedad y que el FPS tiene una causa bien explicada que es justamente esta. Es decir, que ya hay una razón para esas pérdidas peri-natales. Por ello y quizás con la expectativa razonable de prevenir estas pérdidas se desarrolló hace unos pocos años una vacuna contra el HV que puede aplicarse a hembras que vayan a ser empleadas para la reproducción. Sus fabricantes abogan por su uso en hembras de riesgo (aquellas que viven en criaderos dónde existen perros infectados), para proteger las camadas resultantes; la inoculación se produce en tres tandas (durante el celo, al inicio de la gestación y al final de esta). Y también para aquellas otras que estando ya infectadas eviten transmitir la enfermedad a sus recién nacidos. Sin embargo son muchos los expertos que ponen en tela de juicio sus beneficios reales. Máxime porque la vacuna no garantiza que las perras infectadas vayan a poder producir una camada ni tampoco que los cachorros resultantes, si los hubiera, lleguen a término o sobrevivan en las semanas posteriores al nacimiento. El hecho cierto es que, en un elevado porcentaje, los cachorros nacidos de hembras infectadas por HV, serán contaminados y contagiados por vía uterina o por vía vaginal durante el tránsito, en unos casos o a través del contacto con la saliva y las excreciones de la zona genital. En tales casos los neonatos presentarán abdómenes fláccidos y dolorosos, estarán llorosos e incómodos, producirán descargas naso-oculares, presentarán heces amarillentas-verdosas y, ocasionalmente, sufrirán hemorragias y temblores. Y dado que no son capaces de desarrollar una fiebre como auto-protección a toda esta sintomatología, debido a su incipiente funcionamiento del sistema inmune, todavía muy inmaduro, la temperatura corporal baja de forma anormal hasta el punto de causar un estado de choque, en apenas unas horas pudiendo sobrevivir, si acaso, uno o dos días como máximo. Lo más significativo y también lo más preocupante es que la mayoría de estos síntomas pasan desapercibidos para un gran número de criadores, por desconocimiento –en parte—pero también porque pocos son los que dedican el tiempo suficiente a controlar personal y directamente la camada, convencidos de que la madre por sí sola podrá ocuparse de atender a la prole sin más complicaciones. Y, obviamente, siendo así lo más probable es que antes de que se den cuenta de lo que está ocurriendo, los cachorros mueran sin remedio. Muchos expertos opinan que la fase crítica de riesgo dura tanto tiempo como aquél que transcurre hasta que los neonatos sean capaces de regular su temperatura corporal y alcanzar y estabilizarse en torno a los 37º C. O lo que es lo mismo, hasta aproximadamente las 3-4 semanas de edad. Y que a partir de este momento, son capaces de sobrevivir a la enfermedad, dada su mayor resistencia física. Es por esto mismo por lo que tales expertos abogan por elevar artificialmente la temperatura corporal de los recién-nacidos hasta esta edad, mediante la aplicación de sistemas que mantengan la habitación-paridera a una temperatura estable de 33º C, dado que se sabe que el HV no prolifera ni resiste una temperatura ambiente tan elevada. Sea como fuere, el hecho cierto es que el HV es un problema. Un problema serio. Y que antes que tratar de curar, hay que prevenir. Y que prevenir significa poner los medios para que la enfermedad no se extienda, asegurándose de que los machos y hembras reproductores no actúen como transmisores-vectores de la enfermedad. Igual de importante es que todo Criador y propietario responsable, sabiendo que alguno de sus ejemplares está infectado, informe inmediatamente a todas aquellas personas que hayan podido estar en contacto con ese individuo, para que también ellos tomen las medidas oportunas para la detección precoz de la enfermedad, evitando que sean sus animales los nuevos vectores-transmisores de la enfermedad. Muy desgraciadamente, todos los perros infectados, TODOS, continuarán siendo portadores y transmisores del virus durante semanas, meses o incluso de por vida. Y ello porque los virus se alojan en los ganglios, las amígdalas y las glándulas salivares y su transmisión al medio puede ser ocasional o continuada, dependiendo del grado de estrés de cada individuo y de su propia capacidad inmunológica. Estamos pues en presencia de un problema muy grave y de consecuencias muy serias para la población canina. Y nadie debe ni puede mirar a otro lado. Obviamente todo esto implica un gran sentido de responsabilidad, dado que supone que hayan de retirarse de exposiciones y lugares de alta población canina perros afectados y no va a resultar fácil que todos los implicados actúen con el mismo nivel de seriedad y criterio. Muchos habrá, desgraciadamente, que aún a sabiendas del riesgo y de las implicaciones que la enfermedad puede tener sobre la población canina, continúen ignorando el problema y mirando para otro lado y ello porque, demasiadas veces, la codicia y el afán de éxito fácil y rápido puede más que el altruismo y la capacidad de sacrificio en pos de una buena causa común. Pero aquí, como en tantas otras cosas, el interés de la comunidad está por encima del propio. Mal que les pese a algunos. (Texto original, escrito por Christina de Lima-Netto y Federico Baudin específicamente para esta página Web y protegido con Copyright. No puede ser reproducido ni total ni parcialmente por ningún medio, sin el expreso consentimiento de Castro-Castalia por escrito) LAS FOTOGRAFIAS SON MERAMENTE ILUSTRATIVAS NO UNA INDICACION DE QUE LOS EJEMPLARES PADEZCAN DICHA ENFERMEDAD. |