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Berta de Castro-Castalia Si nos atenemos a lo que nos dice el Diccionario de la Real Academia Española, tenemos que endogamia es “el cruzamiento entre individuos de la misma raza, comunidad o población y, por extensión, la práctica de contraer matrimonio personas de ascendencia común o naturales de una pequeña localidad o comarca”, y exogamia, por el contrario, es “la regla o práctica de contraer matrimonio con cónyuge de distinta tribu o ascendencia o procedente de otra localidad o comarca”. Si extrapolamos esto a la crianza canina, vemos que la endogamia, denominada en inglés in-breeding, es la práctica de cruces cerrados, entre individuos directamente relacionados entre sí con el único propósito de fijar una serie de características raciales, en una descendencia que cada vez es más homogénea. Otra forma de endogamia, muy cercana y muchas veces confundida con el in-breeding, es el line-breeding, que como su nombre indica significa el cruce entre individuos de la misma línea de sangre, en los que la consaguinidad existe, aunque en menor medida. A decir verdad, la única forma de distinguir entre uno y otro es mediante el estudio de los pedigríes. Se produce una cierta confusión entre ambas forma de endogamia, porque los límites son difíciles de marcar; pero para que nos aclaremos podemos decir que debería considerarse in-breeding puro y duro cualquier cruce entre padres e hijos, hermanos y hermanas o medio-hermanos y medio-hermanas y line-breeding, esos otros que se hacen entre abuelos y nietos, tíos y sobrinos y primos entre sí. La exogamia, denominada en inglés out-cross, es justamente lo contrario, la práctica de cruces abiertos, entre individuos que no tienen ningún parentesco conocido entre sí, en al menos cuatro o cinco generaciones. No olvidemos que cuando estudiamos un pedigrí, en las tres primeras generaciones ya aparecen un total de catorce nombres, que se van multiplicando rápidamente, hasta que por ejemplo, en cinco generaciones sean sesenta y dos los nombres que aparecen en un pedigrí y en seis generaciones, ¡ciento veintiséis! Y dado que no resulta sencillo encontrar perros de raza que no tengan ancestros comunes, es por lo que se ha consensuado entre los Criadores con mayúsculas, que deban considerarse como ejemplares fruto de un cruce exógeno todos aquellos que en cuatro o cinco generaciones no presenten en el pedigrí un sólo nombre siquiera por duplicado. De todas las maneras conviene aclarar que por razones obvias, que tienen que ver con el material genético que cada pariente directo transmite a sus descendientes, basta con tener bien claro que no exista multiplicidad entre los antepasados de las tres primeras generaciones (padres, abuelos y bisabuelos) para considerar que ese animal es resultado de un cruce exogámico, de un out-cross y ello porque el efecto de la influencia que pudieran tener en el ejemplar en cuestión los genes de los tatarabuelos ya queda muy diluido. Para que entienda mejor el lector qué es en verdad la exogamia o out-cross, puedo poner el ejemplo de cualquier perro de la calle, cruce de varias razas y de mestizos, con cualquier otro perro también de la calle e igualmente fruto del cruce de perros de distinto tipo y aspecto, e incluso con otro perro de raza… los hijos resultantes de estos apareamientos aleatorios son el fruto de cruces exógenos. Eso es lo que es el out-cross llevado al extremo. Aunque, a decir verdad, muchos de los pedigríes que conozco de perros de raza Bullmastiff (y por citar el ejemplo que me es más cercano) criados en España, sin ir más lejos, son eso, “out-crosses” totales que en verdad no llevan a la raza a ninguna parte. Mezclas heterogéneas y absurdas de ejemplares de unas y otras líneas de sangre (cuando de verdad se ha llegado a consolidar una línea de sangre, porque hay que saber distinguir la diferencia abismal que existe entre línea de sangre y afijo y ese será tema para un próximo capítulo), realizadas por pseudo-criadores que no tienen más propósito en la vida que producir cachorros para la venta, sin otro objetivo que el de recibir a cambio lo que esperan sean pingües beneficios. Y no deja de ser curioso que la mayoría de los esos individuos que yo he dado en llamar pseudo-criadores, digan machaconamente que el in-breeding es siempre malo y que el out-cross es siempre bueno; quizás repitiendo eso hasta la saciedad, estén tratando de enmascarar su propia ignorancia de lo que es en verdad el Arte de criar perros de raza. Sin embargo, como en casi todo en la vida, nada de lo que tiene que ver con la genética es totalmente blanco o totalmente negro, sino que se diluye en la gama de los distintos grises… por decirlo de alguna manera. Una regla de oro a tener en cuenta a la hora de decidir un cruce, ya lo he dicho una y mil veces, es conocerse al dedillo a los ancestros directos y colaterales de los dos ejemplares que van a ser empleados como posibles progenitores de la futura camada y tomar decisiones a partir de ahí, teniendo en cuenta que no es tanto el método elegido lo que hace que los individuos nacidos de un cruce sean mejores o peores, sino la calidad del macho y la hembra que son seleccionados como padre y madre de esos cachorros. Calidad, repito, que no se debe medir en base a que reúnan entre sí unos cuántos títulos de Campeones, sumando los propios y los de sus padres, abuelos y bisabuelos, como hacen la mayoría de las personas desinformadas… Tenga el lector siempre perfectamente presente, que la gran mayoría de las camadas que nacen de un cruce que sea el resultado de un out-cross puro y duro, son camadas en las que cada individuo será distinto del otro y en las que no necesariamente van a sobresalir más de uno o quizás dos individuos, si es que sobresale alguno, que a veces eso no ocurre. ¿Y porqué es así? Pues precisamente por esa mezcla aleatoria de los genes que se produce cuando tiene lugar la fecundación, que en ningún caso garantiza calidad por calidad. Precisamente por que saben eso los Criadores, con mayúsculas, utilizan el out-cross casi exclusivamente cuando quieren introducir alguna característica muy concreta en su línea de sangre. Imaginemos por ejemplo que en un programa de cría perfectamente asentado, los ejemplares de ese afijo son animales sanos, equilibrados y típicos, pero que en términos generales necesitarían tener un poco más de máscara. El Criador estudiará concienzudamente a varios ejemplares susceptibles de aportar a su criadero ese rasgo y realizará el cruce oportuno en su momento para conseguir introducir esa característica en la próxima generación, que luego tratará de fijar en generaciones sucesivas mediante cruces cerrados. El hecho de buscar “sangre de refresco” está justificado por esa necesidad de aportar algo nuevo a las líneas de sangre propias, pero se hace siempre con la necesaria cautela. Máxime porque para que ese cruce exógeno tenga un buen resultado, es necesario saber buscar al ejemplar “extraño” a conciencia, y elegir preferentemente aquél que siendo ajeno al programa de cría de uno, sea muy probablemente él también el resultado de un programa de cría basado en el in-breeding, por cuanto sólo así se estará seguro de que ese rasgo que se procura introducir esté perfectamente asentado en el ejemplar con el que se vaya a hacer el cruce, y no sea fruto de la casualidad. Dicho esto, conviene insistir en que, en contra de la opinión generalizada de los que hablan mucho y conocen poco, los cruces endogámicos están en la base de la gran mayoría de los programas de cría de verdadera reputación. Claro que para que tenga el efecto deseado, es decir para que a cambio de realizar cruces cerrados, el resultado sean perros de probada calidad en todos los sentidos, es imprescindible que esos cruces se realicen solo entre animales de primera. Me queda por hacer una aclaración; para que la endogamia produzca los efectos deseados, no basta con asegurarse de cruzar a esos parientes cercanos y esperar a los resultados. Hay que conocer en profundidad las líneas de sangre y ser muy consciente de que de la misma manera que se fijan las características deseables a corto plazo, también se fijan las que no lo son, con la misma rapidez. Por eso resulta importantísimo saber seleccionar para cada nuevo cruce, sólo ejemplares del máximo nivel, que estén muy cerca del “ejemplar 10”, que sean auténticos parangones de las virtudes de la raza. Es igual de importante es tener siempre presente que la endogamia puede llegar a producir un deterioro de la calidad genética de los animales que a ella son sometidos; ello se traduce en la disminución de la talla, la fertilidad y la viabilidad de nuevos individuos. Ahora se comprende por qué es tan importante saber qué se hace y cómo se hace. Y por eso precisamente, los Criadores con mayúsculas, saben aprovecharse de los beneficios de las tres formas de cría, in-breeding, line-breeding y out-crossing y entremezclarlas según mejor les convenga en cada momento. Al fin y al cabo, cuando la crianza canina se convierte de verdad en un Arte, es precisamente cada vez que una nueva camada de una u otra raza, tiene como resultado la mejora de esa raza. Todo lo que no sea hecho con ese fin en mente, está de más. Sobra. (Texto original, escrito por Christina de Lima-Netto y/o Federico Baudin específicamente para esta página Web y protegido con Copyright. No puede ser reproducido ni total ni parcialmente por ningún medio, sin el expreso consentimiento de Castro-Castalia por escrito) |