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Como ocurre con cualquier otra raza canina, antes de tomar cualquier decisión con respecto a la posible adquisición de un cachorro de PDAE es imprescindible asegurarse de que este sea el perro que más convenga y se adecue a las condiciones de vida de toda la familia. Ya hemos visto que el PDAE es un perro activo, alegre, divertido, que necesita dar rienda suelta a toda la energía que le caracteriza y por lo tanto no sería justo ni para el animal ni para el dueño impedirle llevar una vida acorde con sus necesidades más perentorias. Por ello resulta esencial que antes de “poner un PDAE” en su vida, el posible futuro propietario se tome un tiempo prudencial para hablar con otros propietarios, consultar con veterinarios y criadores y con expertos en la raza y luego hacerse una composición de lugar. Para ello lo ideal es visitar la Exposición Monográfica que cada año realiza el Club, pues allí mejor que en ningún otro lugar tendrá a la vista los ejemplares que se están utilizando para la crianza, los propios criadores y los dueños de estos. Si esto no es posible entonces habrá cuanto menos que hablar telefónicamente con el mayor numero posible de personas vinculadas con la raza y visitar cuantos más criaderos mejor. Preguntar, preguntar y preguntar es esencial, incluso si las respuestas parecen obvias. Confrontar las respuestas de unos con las de otros, comparar las opiniones de unos con las de otros... todo esto resulta esencial, para hacerse una idea de conjunto y poder comparar. No hay que dejarse llevar por las prisas, ni proponerse una fecha concreta (un cumpleaños o una celebración familiar específica) para cumplir con un calendario pues ello puede derivar en la precipitación y el fracaso... Hay que saber procesar toda la información recibida, calibrarla y meditarla y solo después tomar una decisión. Máxime porque el PDAE, a pesar del éxito de estos años y de la rapidez con la que está conquistando los corazones de tantas y tantas personas continua siendo una raza minoritaria en el mundo y su procedencia es muy limitada, lo que implica que las posibilidades de obtener un cachorro de suficiente calidad lo sean todavía más si cabe. Por eso es tan importante que la decisión se tome solo después de haber aclarado todos los conceptos que se refieren a la raza y a su lugar de procedencia: el Criador. Los Criadores de elite no son los que más crían, en cantidad sino lo que crían mejor, en cuanto a calidad y los que son más exigentes también a la hora de seleccionar a quienes van a ser los propietarios de sus cachorros. Y estos suelen ser pues los que cuentan con una más dilatada lista de espera y aquellos que tardan más en poder atender sus compromisos. Hay que desconfiar siempre de quienes tengan cachorros disponibles en todo momento y más aún si hacen coincidir su oferta con fechas críticas como las que rodean a las Navidades. Una vez que se haya decidido por uno u otro criador, hay que tomarse el tiempo de recorrer las instalaciones, evaluar cómo funciona todo, si los animales están alegres, limpios, cuidados y si son confiados o si por el contrario huyen incluso de las personas que les atienden y con las que supuestamente conviven. Y a la menor duda, es siempre mejor echarse atrás que irse con un cachorro que no satisfaga todas las exigencias. Cuando llegue el momento final, el de elegir al cachorro, mi consejo es no dejarse influenciar ni por el color del manto ni siquiera por el sexo. Si se ha sabido escoger al Criador verdaderamente serio, al verdaderamente responsable, éste sabrá qué perro conviene mejor a cada persona en función de las características que la rodean, pues durante los meses y semanas previos habrá sin duda tomado buena nota de todo e incluso es más que probable que haya pedido al hipotético futuro cliente que le rellene un cuestionario o que le de toda clase de datos sobre su personalidad y sus condiciones de vida, con el único propósito de poder acertar en la elección. A nadie se le escapa que el Criador serio y verdaderamente responsable tiene especial interés en que todo se resuelva satisfactoriamente para ambas partes, para el mismo como “padre de la criatura” (por decirlo coloquialmente) y para el futuro dueño, pues solo de esta manera estará seguro de proveer al cachorro de un futuro digno y de que la cesión de propiedad será un éxito, nunca un fracaso. Finalmente, veamos cuales son los requisitos mínimos encanto a la calidad inherente del cachorro que ya estarán presentes a la edad de ocho semanas, que es el momento ideal para proceder a su selección, dentro de la camada.
En cuanto a la documentación, el Criador deberá ser capaz de producir lo siguiente, sin excusas:
Finalmente sería de agradecer que el Criador proveyera al propietario de suficiente alimento para varios días y, en su caso, de cualquier suplementación especifica que estuviera siéndole administrada al cachorro, de manera que no se corte en seco con sus hábitos. Todo esto, que parece lo mínimo que se le puede pedir a un Criador, no es sin embargo obligatorio; esto significa que va a depender en gran medida de la seriedad y de la responsabilidad de cada cual el ofrecerlo o no. Por lo tanto queda claro que aquél que de motu propio entregue al propietario cada una de estas cosas, será el que más garantías ofrezca. Sin embargo es conveniente insistir en que el futuro propietario puede y debe exigir todo lo anterior y, si le es negado, buscarse otro Criador más dispuesto a ofrecer cada uno de estos detalles como muestra de seriedad y garantía de un trabajo verdaderamente bien hecho. ¿Sabias Que..? Sería conveniente tener en cuenta algunos problemas de salud que afectan a sus “primos” los demás perros de agua y en especial al Perro de Aguas Portugués y que en el futuro podrían comenzar a aparecer en el PDAE, como por ejemplo:
(Texto original, escrito por Christina de Lima-Netto y/o Federico Baudin específicamente para esta página Web y protegido con Copyright. No puede ser reproducido ni total ni parcialmente por ningún medio, sin el expreso consentimiento de Castro-Castalia por escrito) |