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Pica-Pica de Castro-Castalia Lo primero que hemos de decir, al referirnos al cuidado del PDAE es que este es un perro que no tiene pelo, sino lana. Una lana que, al nacer, es sumamente fina y débil, razón que justifica por sí sola que alrededor de los tres meses de edad, deba ser esquilada, de manera que posteriormente la lana nazca con más fortaleza y con mejor calidad, con más vigor; esta nueva lana comenzará a tomar forma alrededor de los cinco o seis meses de edad. Hay que tener también en cuenta que, al contrario de lo que ocurre con otras razas, en el caso de PDAE y por sus especiales características, no se permiten los arreglos de peluquería al uso y ello implica que, para que su manto adquiera el aspecto que le caracteriza, rizado y algo tosco, es imprescindible abrir a diario, con los dedos, los nudos (o grumos) que se forman en las lanas, siempre de fuera hacia dentro. Otro dato a considerar es que es conveniente esquilar al animal una vez al año, alrededor del mes del año --como hacen los pastores que a día de hoy continúan utilizando al PDAE en las tareas para las que fue concebido y seleccionado históricamente—coincidiendo con la fecha en la que se esquila al ganado lanar. En algunas zonas de España, existe la costumbre incluso de recortar el pelo que les cae por la cara, alrededor de los ojos y también el que cubre las patas (pies y manos); esta es una tarea que se realiza siempre que es necesario y de manera habitual varias veces al cabo del año, con el objeto de evitar que se le enreden pinchos, esparcetas, espigas y semillas y, también, para facilitarles la visión. No obstante, hay que tener en cuenta siempre muy en cuenta el medio en el que haya de desenvolverse el animal y, también, sus condiciones de trabajo. En el caso de PDAEs que sean utilizados como animales de compañía más que como perros de trabajo, y que vayan a vivir bajo el mismo techo que su familia humana, quizás sería más recomendable realizar dos esquilados anuales (por ejemplo en Abril y Septiembre), sobretodo en las zonas de mucho calor, para evitar al máximo la presencia de los indeseables parásitos externos que suelen multiplicarse con las altas temperaturas. No hay que olvidar que el insoportable picor que produce una infestación por pulgas haría que el animal se rascara hasta la extenuación, lo que indudablemente contribuiría a estropear el aspecto de la lana. Cabe decir, también, que por sus características no es esta una raza que requiera un grooming excesivo y que el baño, que debe realizarse con frecuencia quincenal, especialmente cuando se trate de animales que convivan en el interior de la casa, debe practicarse como el que lava un jersey gordo de lana, si se me permite la expresión... es necesario remojar el manto con agua tibia –nunca excesivamente caliente, por cuanto esto haría que las lanas se apelmacen-- que se dejará caer de arriba abajo y por los lados del cuerpo generosamente, sin más, para asegurarse de que cale hasta el fondo Como es lógico y si queremos evitar que los rizos se enreden, nunca deberán realizarse movimientos circulares con las manos. Champúes y suavizantes no están recomendados, si no es imprescindible, teniendo siempre presente que estos, sobretodo si se abusa, alteran el PH de la piel, modifican significativamente la calidad de la grasa natural que la protege, con lo que al contrario de lo que sería de pensar, lo único que conseguiríamos sería desproveer al perro de una de sus mejores protecciones frente a las inclemencias climatológicas y las agresiones del medio natural y, al propio tiempo, y como respuesta del propio organismo, causar un notable incremento del tan desagradable “olor a perro” o, peor aún, ocasionar la aparición de las siempre complicadas dermatitis húmedas! Cuando sea imprescindible utilizar un champú, este deberá ser neutro, pero repito, nunca se habrá de abusar de su uso. El empleo de peines, cepillos y cardas está totalmente desaconsejado por cuanto, otra vez, nos arriesgaríamos a alterar el aspecto y a calidad de los rizos lanosos que son, indudablemente, la principal característica de la raza. Referencia aparte merece el tema del secado del pelo; si el animal vive en zonas húmedas y frías, será conveniente el empleo de un secador, a potencia media-suave, para evitar que el animal se resfríe. Pero en el caso de que viva en una región cálida, entonces es preferible que se seque al aire y al sol. No obstante, hay que tener siempre presente, que por las características de sus lanas, el secado se prolongará durante varias horas (incluso si se emplea el secador) e incluso durante un par de días, si se le deja secar a su aire. Indudablemente y a la vista de todo lo anterior, hará quien se pregunte si todos estos cuidados no son un tanto complicados, en especial para aquellas personas que estén considerando la posibilidad de tener un PDAE como perro mascota familiar, sin otro cometido. A estas les diré que como contrapartida y este es un hecho nada desdeñable, los PDAE no mudan anualmente, como lo hacen la mayoría de las razas, lo que significa que una vez se haya adquirido la necesaria practica referida al manejo de sus lanas, se encontrarán con un animal que dentro de la casa es extraordinariamente limpio. En cuanto al cuidado de ojos y orejas, cabe decir que por estar cubiertos de lanas, tienen a ensuciarse con mucha frecuencia. Es por ello por lo que es necesario limpiar a diario las legañas que con frecuencia se acumulan y se secan en el lagrimal; para ello bastará con retirarlas con una gasa humedecida en agua tibia, mejor a primera hora de la mañana. Asimismo convendrá inspeccionar semanalmente la cara interna de las orejas y retirar la porquería que se habrá acumulado durante los días anteriores, también con una gasa, preferentemente humedecida con unas gotas de aceite de oliva o con unas toallitas especiales para este uso. Durante la época estival o en el caso de perros que acudan frecuentemente al campo o que acostumbren a realizar actividades acuáticas es importante realizar el control de oídos con más frecuencia, cada dos o tres días, para anticiparse a cualquier posible complicación derivada de la presencia de tierra, espigas, semillas, pinchos, etc. que podrían causar infecciones o reacciones alérgicas. (Texto original, escrito por Christina de Lima-Netto y/o Federico Baudin específicamente para esta página Web y protegido con Copyright. No puede ser reproducido ni total ni parcialmente por ningún medio, sin el expreso consentimiento de Castro-Castalia por escrito) |