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El PdP es el más pequeño de todos los perros de pastor franceses y presenta una morfología especialmente apta para las actividades a las que se dedica desde hace siglos, probablemente desde la Edad de Bronce, cuando se cree que ya estaban instalados sus antepasados en la región pirenaica. Es un perro de rudo aspecto y de pequeño tamaño, que no habrá de superar los 40-48 cm en el caso de los machos y los 38-46 cm en el caso de las hembras, ni tampoco los 13-15 kilos de peso, de cuartos anteriores nervudos, , de cuerpo relativamente más largo que alto, con un cuello muy musculoso, largo y bien separado de los hombros, como corresponde a un perro de campo. El pecho está solo moderadamente desarrollado y raramente llega al codo, mientras que la grupa es corta y oblicua y los riñones son cortos y ligeramente arqueados. La osamenta es seca. Todo su cuarto posterior con unos potentes cuartos traseros, incluidos los fuertes muslos, bien musculados, está construido de manera que aguante correrías sin fin, con angulaciones muy cerradas, corvejones secos y emplazados bajos, bien acodados y algunas veces incluso algo cerrados, lo que es especialmente obvio y característico en los ejemplares de la raza que nacen y se crían en su verdadero ambiente, en la alta montaña. También sus pies, aplanados y de ovalo acentuado, están hechos para pisar con soltura el terreno más escarpado y difícil, agarrándose bien incluso cuando ha de pisar piedras sueltas. Su cabeza triangular, ligera, recuerda un poco a la de los osos pardos, con el cráneo moderadamente desarrollado, casi plano y sin apenas stop. El hocico es derecho y más bien corto, con labio superior fino que recubre perfectamente el maxilar inferior, con dentadura completa y de buen tamaño en proporción con la talla del animal, como corresponde a un perro que debe conducir ganado. Esta construcción, que le hace presentar un aspecto ciertamente lupoide, y que recuerda a los perros primitivos, justifica que el PdP tenga un movimiento armonioso tanto cuando camina al paso, como cuando lo hace al trote corto o largo; la ambladura es muy característica en los perros de trabajo, que han de acomodar su marcha al movimiento del ganado por lo que significa de ahorro de energía. En conjunto se trata pues de un perro que está hecho para ser tremendamente dinámico y muy resistente físicamente hablando. A pesar de que en algunos países está prohibida la amputación estética de orejas y cola, lo cierto es que en Francia todavía hoy es impensable no practicar la otectomía (llamada “essoreillement” o “eschareilha”) y la caudectomía en el PdP. Y, a pesar de lo que muchos puedan creer, estas prácticas no se realizan tanto por estética, sino por higiene y por cuestiones también puramente prácticas. Son dos tradiciones que vienen de antiguo y que se justifican perfectamente si tenemos en cuenta que una cola larga y excesivamente poblada y unas orejas muy peludas, generan una serie de problemas de higiene que pueden conducir a infecciones de difícil tratamiento y pueden ser causa de heridas (cortes y arañazos) al pasar por zonas de vegetación alta. Pero hay también otros motivos, como por ejemplo evitar que la nieve se congele sobre los pabellones auriculares, o que durante el retorno a los pastos bajos en otoño, los distintos perros excitados por el regreso se peleen y se muerdan –hasta arrancarse-- las orejas. Y asimismo porque siendo más cortas (y menos peludas) se facilita la comunicación entre el pastor y el perro, desde la distancia. La amputación de la cola, cuando se practique, se produce en las 12-14 horas posteriores al nacimiento de los cachorros mientras que el recorte de orejas se suele efectuar hacia las seis semanas de vida. No es difícil encontrar en las montañas perros rabones; camadas enteras de PdP que han nacido anuros (sin cola) o braquiuros (con colas naturalmente cortas, de una longitud no superior a cuatro o siete vértebras). La función de los espolones en el PdP está justificada por muchos por cuanto “facilita la marcha en terrenos móviles” y también porque se los supone como una marca, un marchamo, una característica típica y exclusiva de los perros pastores. De hecho, todavía hoy los pastores explican cómo sus perros emplean sus espolones, dobles o simples, para agarrarse mejor en los terrenos de fuerte pendiente, y como asimismo, interaccionado con el resto de los dedos, los usan como raquetas en la nieve, añadiendo que son indicativos de la pureza y autenticidad de la raza de los ejemplares que los presentan. (Texto original, escrito por Christina de Lima-Netto y/o Federico Baudin específicamente para esta página Web y protegido con Copyright. No puede ser reproducido ni total ni parcialmente por ningún medio, sin el expreso consentimiento de Castro-Castalia por escrito) |