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Pica-Pica de Castro-Castalia "Un perro ha nacido para llenar el vacio que dejaron los amigos falsos y los corazones mezquinos" El Mastiff, como todos los molosoides, crece por dentro mucho más despacio de lo que lo hace por fuera, por decirlo coloquialmente. Esto significa que a pesar de que a la edad de seis u ocho meses, es un animal que puede pesar entre 35 y 65 kilos (dependiendo de la edad y de que se trate de un macho o una hembra), lo cierto es que la percha no está ni mucho menos preparada para sostener el abrigo... y ¿qué quiere decir esto? Pues sencillamente que no hay que forzar la maquinaria. Es esencial que durante los primeros 18 meses de vida, el Mastiff realice solo aquél ejercicio para el que realmente está capacitado y que es mas bien poco; paseos cortos, a buen paso, mejor varios de diez minutos que uno de una hora, al día y mucho dormir. Importante será también que tenga bastante limitados los espacios por los que circule sobretodo durante las horas que haya de pasar solo y que, a ser posible, dentro de casa, el suelo sea anti-deslizante, pues son muchos los perros que acaban dañándose las estructuras de las patas (tendones, ligamentos, rodilla o codo, etc) cuando, al tomar una curva con demasiada velocidad, se escurren y acaban espatarrados y doloridos o lo que es peor con una lesión que obliga a una intervención quirúrgica. Luego hablaremos de la importancia de limitar al máximo el ejercicio desde una hora hasta al menos dos horas después de cada ingesta de comida, pero merece la pena que ya hagamos una primera llamada de atención en este sentido, por cuanto la torsión de estómago (ver capítulo de NUTRICIÓN) es un riesgo muy serio en esta raza. Toda vez que el perro haya superado la fase de crecimiento rápido (a partir de los 18-24 meses, dependiendo de cada individuo) ya podemos encarar el ejercicio del Mastiff con más soltura. No obstante, no esperemos de él la hiperactividad de tantas otras razas, pues este es un animal que se toma la vida con bastante tranquilidad. Sin embargo más de uno se quedará boquiabierto cuando vea al Mastiff incorporarse del suelo en un santiamén y salir corriendo a toda velocidad hacia un objetivo concreto si la situación lo requiere; es un verdadero espectáculo, pero, créame el lector, esto lo hará solamente cuando resulte del todo imprescindible. El resto del tiempo lo pasara caminando a paso más bien sostenido, dormitando en algún lugar mullido y confortable si se le deja (preferentemente el mejor sofá de la casa) o tumbado al sol durante horas, con aspecto de bebé gigante, y disfrutando relajadamente de la vida. Y es que el Mastiff ha hecho suya la expresión inglesa “easy-going” o lo que es lo mismo, tomarse la vida con mucha tranquilidad. Lo ideal para ejercitar al Mastiff, sin que ello tenga consecuencias desagradables sobre su aparato músculo esquelético es enseñarle a nadar desde corta edad y procurar que practique la natación siempre que sea posible; claro que es importante que lo haga siempre bajo la atenta vigilancia del dueño y que tras cara incursión en el mar, el río, el lago o la piscina, se le aclare con agua dulce, se le seque bien con unas cuantas toallas muy absorbentes, incidiendo especialmente en la zona de los pies y patas, el bajo vientre, los riñones y la grupa y la región de las orejas (y muy especialmente los oídos) y luego, si el tiempo acompaña, se le permita que termine de secarse tumbado al sol de primavera o verano, siempre que no haga excesivo viento. Si no fuera posible, entonces convendrá terminar de secar al animal con secador de mano. (Texto original, escrito por Christina de Lima-Netto y/o Federico Baudin específicamente para esta página Web y protegido con Copyright. No puede ser reproducido ni total ni parcialmente por ningún medio, sin el expreso consentimiento de Castro-Castalia por escrito) |