Castro-Castalia Bullmastiffs

Convivencia, Castro-Castalia Bullmastiffs
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Convivencia, Castro-Castalia Bullmastiffs

Regaliz de Castro-Castalia

Muchas veces, al pasar por una urbanización observamos que en la casa de la esquina un perro ladra de manera insistente y continua, generando un autentico problema de convivencia a todo el vecindario y al propio dueño, que no sabe como atajar el problema.

Es cierto, que existen algunas razas que son mucho mas ladradoras que otras, por ejemplo, un Bullmastiff, raramente ladrara y cuando lo haga será con escasa vocalización y que lo hará con un ladrido corto, denso y grave, que resulta rotundo e intimidatorio y se produce ante una verdadera alarma, avisándonos de que algo anormal esta pasando, por el contrario, un Yorkshire Terrier o un Carlino, ladran de forma insistente y aguda por casi todo, incluso a los propios miembros de la familia, si bien hay razas propensas al ladrido, nada que no se pueda solucionar con una buena educación o un correcto adiestramiento.

Los perros ladran sin parar, se convierten en una fuente de conflictos. Una molestia que muchas veces da al traste con las buenas relaciones entre vecinos en una Comunidad de propietarios, o que acaba en denuncias varias en el cuartelillo de la Guardia Civil, en las dependencias de la Policía Municipal o en los despachos de cualquier Ayuntamiento. Incluso cuando la sangre no llega al río, es decir, cuando los vecinos son suficientemente tolerantes como para no quejarse demasiado, lo cierto es que el propietario se siente incómodo, no ya porque incomode a otros, sino simplemente porque él mismo acaba harto de las más que reiteradas manifestaciones vocales, que tanto incordio producen. Y las preguntas que se hacen los dueños de perros ladradores es siempre la misma, ¿por qué ladra tanto mi perro?, ¿cómo puedo evitar que ocurra?

Perros aburridos, esta es una de las principales causas, bien porque sean animales que no conducen adecuadamente su excesiva impulsividad (perros pastores, de caza, trabajo…), su hiperactividad, su necesidad de ejercitarse a tope, o porque sean perros que aunque menos activos pasen horas y horas encerrados entre cuatro paredes o en un jardín de reducidas dimensiones, sin que nada estimule su imaginación y sirva para dar rienda suelta a sus instintos, la mejor terapia consiste en permitir que se ejerciten convenientemente, que se entretengan, que se diviertan, que se cansen, que ocupen su mente… esto no significa que cuando el perro ladre a medianoche, haya que ponerse los zapatos y el abrigo y sacarlo a correr los cien metros valla, ¡nada de eso!, pero sí es importante que el animal reciba toda una serie de estímulos a lo largo del día que le permitan llevar una vida más plena. Y por estímulos podemos entender practicar agility, jugar a la pelota, o al escondite cuando se le lleva al parque, esconder sus juguetes favoritos para que los encuentre, darle otros juguetes “interactivos”, por ejemplo del tipo de mordedores que se rellenan con bolitas de pienso o con trocitos de comida enlatada, para que pase horas entretenido sacándoles el apetecible contenido, darle deliciosos huesos de rodilla de vaca para que pase horas royéndolos, etc.

Perros asustadizos que ladran por miedo, lo fundamental es identificar el objeto de su miedo y poco a poco, será necesario habituarles a esos estímulos que los enervan, es decir socializarles, llevarles a sitios muy concurridos, a lugares ruidosos, a entornos dónde tengan ocasión de interaccionar con otros perros, de tal manera que vayan superando sus temores poco a poco. Que lo hagan depende mucho de las circunstancias, es decir de que se sientan “premiados” por no sentir miedo; por lo tanto será necesario estimular su buen comportamiento con premios como una voz afable de “¡muy bien, chico!”, una galletita, una caricia… pero ¡ojo!, si el animal muestra temor, no hay que reconfortarle con palabras tiernas de ánimo, porque entones recibirá el mensaje equivocado y creerá que se le premia justamente por eso, por tener miedo.

Perros que ladran para atraer la atención de su dueño, en ese caso, lo que hay que hacer es ignorarle, no hacerle caso en absoluto, ni siquiera para reñirle, si lo hacemos, el habrá conseguido su objetivo, nuestra presencia y no identificara la regañina con los ladridos, para él, bien vale una bronca la oportunidad de vernos aunque sea un segundo, es un proceso lento, pero a la larga conseguiremos que nuestro perro deje de ladrar, lo adecuado en estos casos es comentar con los vecinos que estas en proceso de adiestramiento del perro y que en un mes o dos obtendrás resultados, veras como ellos entienden que es mejor un par de meses con ladridos que unos cuantos años.

¿Y qué pasa con los perros que no paran de ladrar detrás de una valla? Pues algo muy sencillo. Lo que empezó siendo una forma amable de llamar la atención del viandante cuando se era cachorro, ladrando simpáticamente y recibiendo como premio una caricia, por ejemplo, se convierte en enorme frustración en el adulto que ya no recibe la sonrisa amable de la persona que pasa cerca de él. Ése intento de hacerse notar, saludar y quizás acariciar por los extraños que pasan por delante se traduce en más reclamo, en más ladrido, en más querer llamar la atención, primero y luego, en una frustración cada vez mayor que se traduce en asociar a las personas que pasan cerca de él y no se inmutan con el dolor del rechazo, y por ende en la necesidad de echar de allí a esos que le causan tanto desazón. Se trata pues de evitar, desde antes de que ocurra, que el perro tenga opción a llegar a sentir esa frustración y para hacerlo, es necesario evitar la oportunidad de que vea a los viandantes, o distraerle con premio y o mimos para evitar que fije su atención en ellos.

Perros que ladran al cartero, o al lechero o cualquiera que cruce la puerta es un comportamiento un poco diferente; todas esas son personas que están de paso, que no van a quedarse, que llegan y se van por dónde han venido en unos pocos minutos. Pero el perro no es consciente de eso. En cambio cuando ladra reiteradamente está advirtiendo al intruso de que entra en su propiedad, y puesto que el intruso se va enseguida, cree haberle hecho desistir de su intento de quedarse, él lo asocia como que ha conseguido que el extraño se retire y que ha cumplido su objetivo, proteger su territorio. Y por eso repetirá una y otra vez su actitud, porque creerá que está disuadiendo una y otra vez a cada uno de esos intrusos. De lo que se trata pues, es que el perro no tenga ocasión de ladrar al primero de ellos, ni al segundo ni al tercero; que cuando lo vaya a hacer, se le impida que lo haga, se le llame y se le entretenga con otra actividad. Así se acostumbrará a no ladrar al que llega y no se sentirá victorioso cuando éste se marche.

Un último consejo; cuando el perro ladre, no hay que castigarle ni con palabras ni con gestos, cualesquiera que sean estos por una sencilla razón. Porque el perro no los entenderá como un castigo, sino como un refuerzo a su actitud. Se trata pues de que el perro no reciba a cambio de sus ladridos una actitud por parte del dueño que perciba como un estímulo positivo para seguir haciéndolo. Castigarle en cualquier forma sólo servirá, si acaso, para atraer su atención durante unos segundos, los mismos que tarda en volver a ladrar y a ladrar más fuerte. Y es que el perro no entiende el ladrar como “ser malo”, sino como algo natural, espontáneo. Propio de su naturaleza canina, propio de su comportamiento. El truco cuando se quiera hacerle parar de ladrar consiste más bien en llevar su atención a otra cosa, a otra actividad, a otro asunto.  Y más aún, el mejor truco consiste en premiarle cuando no ladre. Eso es lo más importante.

FUNDAMENTAL

Imponer disciplina a nuestro perro no significa aplicar castigos físicos, jamás los aplicaremos, con ello solo conseguiremos que nos tome miedo y aumentar su inseguridad, deberemos aprender a leer las señales de su comportamiento, y corregir las actitudes negativas antes de que ocurran, un simple NO, o un CHISST, suele bastar.

OJO AL DATO

Existen dispositivos electrónicos que cada vez que nuestro perro ladra, le da una descarga, no es recomendable utilizarlos, ya que no corrigen el problema en si, solo lo evitan mientras lo tiene puesto, pero a la larga, continuaran ladrando y acabaremos haciendo habitual un castigo físico que lo que esta consiguiendo es desequilibras mas a nuestro fiel compañero

FUNDAMENTAL

Si los remedios que utilizamos para evitar los ladridos no funcionan, nos pondremos en comunicación con un adiestrador profesional que nos dará las pautas correctas para evitarlos.

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(Texto original, escrito por Christina de Lima-Netto y/o Federico Baudin específicamente para esta página Web y protegido con Copyright. No puede ser reproducido ni total ni parcialmente por ningún medio, sin el expreso consentimiento de Castro-Castalia por escrito)

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