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COMPLICACIONES DE TODO TIPO, DURANTE EL PARTO, EN EL TRANSCURSO DE UNA CESÁREA O EN LOS PRIMEROS DÍAS DE CRIANZA PUEDEN CAUSAR LA MUERTE DE LA HEMBRA Y DEJARNOS, DE REPENTE, CON UNA PARIDERA LLENA DE PEQUEÑOS CACHORROS INMADUROS E INDEFENSOS, QUE, PARA SOBREVIVIR, NECESITARÁN DE TODA NUESTRA ATENCIÓN, DEDICACIÓN Y ESFUERZO. No siempre es fácil sacar adelante una camada de huérfanos, especialmente si la pérdida de la madre se produce antes incluso de que los cachorros hayan tenido tiempo de mamar los primeros calostros que les protegerán de posibles infecciones en las primeras fases del desarrollo neonatal y en la fase de transición, socialización e incluso juvenil. Pero incluso si su fallecimiento ocurre en días posteriores, la tarea continúa siendo complicada.
ESTADO DE GRAN INMADUREZ Hemos de tener en cuenta que los cachorros nacen en un estado de gran inmadurez, sordos y ciegos, con los pabellones auriculares y los párpados totalmente sellados; son incapaces de regular su temperatura corporal por lo que necesariamente dependen de una fuente de calor externa para mantenerse calientes y de hecho, cuando no encuentran esa “ayuda”, desarrollan muy rápidamente una hipotermia que les puede conducir en pocas horas a la muerte. Por si fuera poco, también la hipertermia puede resultar fatal al producir en el pequeño un estado de shock irreversible. Aunque en un próximo capítulo hablaremos de la importancia, no sólo por este si no por otros muchos factores, de mantener una temperatura ambiente estable en torno a los 30º C en la habitación en la que se encuentren los cachorros, durante los primeros días, ahora conviene tener presente que para que la camada se desarrolle adecuadamente su temperatura corporal debe mantenerse estable entre los 35,5º C y los 36ºC. Tomarles regularmente la temperatura (cada 6-8 horas) con un termómetro de lectura rápida, irrompible y de pantalla de cristal líquido, , cuya punta introduciremos por el diminuto orificio del ano, para lo cual se untará con una gotita de aceite de oliva o un poquito de vaselina, no es en absoluto baladí, pues solo así tendremos la seguridad de que se encuentren perfectamente. Sin embargo no es menos cierto que tienen otros sentidos, el del tacto y el del olfato, extraordinariamente desarrollados desde el nacimiento; a falta del cuerpo de la madre, agradecen el contacto con alguna superficie blanda, suave, cálida y seca tanto como las caricias tiernas que sustituyan el mimo con el que la perra les lame, les estimula el funcionamiento de los esfínteres y les mantiene perfectamente aseados. Y enseguida aprenden a distinguir el particular olor de los pezones, de la misma manera que serán capaces desde el primer momento de reconocer el de la mano que les cuida y les alimenta. EL SUEÑO ACTIVO Al nacer, los cachorros parecen flacuchos, como deshidratados, pero en el plazo de 24 horas, si la lactancia es correcta y las condiciones medioambientales adecuadas, ya se ven rellenitos y, si nada anormal les ocurre, están relajados y profundamente dormidos aunque siempre bajo el denominado “sueño activo” que significa que estiren y encojan los miembros, el cuello y la espalda, de modo que naturalmente se vaya fortaleciendo todo su cuerpo. Al despertar buscarán ansiosos un pezón, o, en el caso que nos ocupa la tetina del biberón, de la que chuparán vigorosamente. Cuando el cachorro está aletargado, embotado, inerte, significa que algo no funciona y lo mismo ocurre si llora continuamente. Conviene que sepamos también que desde que nacen, los cachorros tienen muy desarrollado el sentido del gusto y el reflejo de succión, formando con la lengua en forma de cuchara el necesario vacío que permite extraer con la suficiente fuerza la leche del pezón o la tetina. Eso implica que en ocasiones, si han tenido ocasión de probar la leche materna, rechacen en primera instancia esa otra maternizada que se les ofrezca cuando falta la madre, pero habitualmente puede más la necesidad, por lo que raramente se negarán, cuando el hambre apriete, a tomar el alimento que se le ofrezca. ¿LECHE DE VACA? NO, GRACIAS. Un dato fundamental a tener en cuenta es que jamás se deberá emplear leche de vaca para alimentar a un cachorro, dado que su porcentaje de lactosa es muy superior al de la materna y podría causar graves problemas digestivos que, a edad tan temprana, podrían tener consecuencias incluso fatales para el neonato. Es siempre preferible elegir una leche maternizada de gran calidad (personalmente me decanto desde hace mucho años por LACTADIET) o, en su defecto, leche de cabra, cuya contenido en lactosa es el que más se acerca a la de las perras. COMPARATIVA ENTRE LA COMPOSICIÓN DE LA LECHE MATERNA, DE CABRA Y DE VACA
Cabe recordar sin embargo, a la vista de los datos aportados, que incluso la leche de cabra, aun cuando es preferible a la de vaca, tiene un contenido en proteínas muy inferior al de la leche de la perra. Su estómago es muy pequeño --el de un cachorro de Teckel, no es mayor que un huevo de chinchín y sensible, y ello justifica y explica que durante las primeras semanas, la ingesta de leche deba ser distribuida en varias tomas diarias (cada dos o tres horas) y siempre administrada en pequeñas cantidades, para evitar empachos (y diarreas) o, peor aún, que el exceso de leche regurgitada pueda encharcar las vías respiratorias y causar una pulmonía que resultaría fatal. Hemos de tener en cuenta que si se espacian más las tomas, podría causarse involuntariamente la deshidratación del pequeño, dado que en ningún caso puede sobrevivir más de unas pocas horas sin que se le restituyan los fluidos. Resulta fundamental realizar un control regular del peso de cada individuo lo más riguroso posible; para ello es necesario contar con una báscula que arroje los resultados en kilos y gramos, mejor aún si es de cocina y de lectura rápida y automática, como las que se utilizan en bollería, con pantalla de cristal líquido. Hay que tener en cuenta que un cachorro bien alimentado y nutrido y mantenido en condiciones medioambientales óptimas, incluso si es huérfano, se desarrollará adecuadamente doblando el peso al nacer, entre los siete y diez días de vida. La libreta de notas es un instrumento fundamental en la crianza exitosa de cachorros y en ella hay que anotar no solo todos los datos relativos al peso y su evolución puntual, sino también aquellos que se refieren a la temperatura corporal, las características de las heces y cualesquiera incidencias que se vayan produciendo en cada etapa del desarrollo de los pequeños. ESTIMULACIÓN DE ESFÍNTERES En condiciones normales, sería la madre la encargada de estimular a su prole para orinar y defecar, mediante lametazos continuados en el área genital y abdominal; haciéndolo, la perra ingiere esas excreciones y mantiene a los pequeños perfectamente limpios como asimismo la paridera. Sin embargo cuando falte la madre, hemos de ser nosotros quienes nos encargaremos de esta tarea y para hacerlo será necesario utilizar una bola de algodón humedecida en agua tibia y jabonosa (o una toallita dodot) y realizar movimientos circulares sobre la tripa y los genitales hasta estimular la producción de orina y heces, limpiando bien la zona con otras bolas de algodón limpias y también humedecidas en agua tibia (ya sin jabón). Lo ideal es estimular al cachorro antes y después de cada ingesta de leche para así mantener la caja-paridera siempre limpia, evitando riesgos añadidos de contaminación e infección. Las primeras excreciones, denominadas meconio, son el resultado de los productos de deshecho que se han ido acumulando mientras el feto permanecía en el útero materno; tienen un olor ácido y particular, un color negruzco y brillante y una textura firme y pegajosa, como si de brea se tratara. En las horas posteriores las heces serán granulosas, color amarillento bastante chillón, sin olor desagradable y con la textura de la pasta de dientes; en días siguientes, según el organismo se vaya adaptando a las nuevas circunstancias, se irán volviendo más consistentes y de un color castaño avellana. Siempre que las heces adquieran un color blanquecino, verdoso, o marrón oscuro, debemos sospechar de que la digestión no es la correcta y el individuo no está aprovechando adecuadamente los nutrientes, haya o no diarrea. Esto es fundamental tenerlo en cuenta dado que puede poner en jaque el normal desarrollo del cachorro. AMBIENTE LIMPIO DE GÉRMENES Otro dato fundamental a tener siempre presente cuando hayamos de criar una camada, y más aún si esta es huérfana, es que resulta esencial mantener a los animales en un ambiente limpio de gérmenes y evitar cualquier posibilidad de contagio. Por ello es esencial que se encuentren separados del resto de perros y otras mascotas de la casa, en una habitación independiente, a la que acceda exclusivamente el criador y la persona o personas que le ayuden, si tiene esa suerte, solo después de haberse cambiado el calzado de andar por la calle, por otro que utilice exclusivamente dentro de ese ambiente, haberse cubierto la ropa con una bata limpia, y haberse lavado con un buen jabón desinfectante las manos, las uñas, los brazos hasta los codos, cara, boca, orificios nasales y pabellones auriculares. Esto que suena a exageración bien puede significar la diferencia entre ser capaces de sacar adelante a toda la camada con éxito o ver cómo su crianza se complica por culpa de la aparición de cualquier enfermedad infecto-contagiosa que de al traste con todo el esfuerzo y la ilusión. (Texto original, escrito por Christina de Lima-Netto y Federico Baudin específicamente para esta página Web y protegido con Copyright. No puede ser reproducido ni total ni parcialmente por ningún medio, sin el expreso consentimiento de Castro-Castalia por escrito). |