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En España entre el 1 de enero de 1998 y el 15 de octubre de 1999, como consecuencia de ataques aparentemente injustificados a personas, se han producido tres muertes; dos de ellas fueron protagonizadas por niños de corta edad y la tercera por una mujer mayor de 65 años. Las dos víctimas infantiles, de 4 y 3 años respectivamente estaban fuera del control materno/paterno en el momento en que ocurrieron los hechos. En el caso del niño de Mallorca, estaba en compañía de otros dos chiquillos de 7 y 8 años respectivamente y los tres se encontraban jugando en la calle, "como siempre" según la madre. En el caso de la niña de Valencia, estaba sola en el jardín y según comentó la propia madre " llevaba toda la tarde jugando con el perro de la familia", cosa que por otra parte era, según ella "muy habitual". En ambos casos los perros agresores eran machos adultos, no esterilizados, el primero de ellos (un Dogo argentino) aparentemente traspasó los límites de su propiedad, al encontrarse fortuitamente abierta la cancela y persiguió a los tres niños que corrían por la calle en ese momento, probablemente huyendo del animal; el segundo (un Rottweiler), estaba dentro de la propiedad familiar y según parece agredió a la niña después de que esta cayera de un árbol. Ambas historias sin embargo tienen una serie de puntos oscuros que nunca han llegado a ser suficientemente aclarados y que quizás podrían haber arrojado algo más de luz sobre las verdaderas circunstancias que desencadenaron los hechos. La tercera víctima, una mujer adulta mayor de 65 años, resultó atacada por dos perros tipo "Pitt Bull" o Presas canarios (este extremo nunca se ha esclarecido) después de que entrara en una propiedad privada, en la que se encontraban sueltos los animales; según parece iba en busca de su marido, que trabajaba en dicha finca. En el momento de la agresión llevaba en las manos un paquete con comida para este. Tomando como referencia los datos estadísticos referidos en las Figs. 6 y 7 comprobamos que las tres victimas españolas y las circunstancias en las que se produjeron los hechos son idénticas a la mayoría de cuantos ataques con resultado de muerte se han producido en Estados Unidos. Tenemos también que tres muertes ocurridas entre el 1º de enero de 1998 y el 30 de septiembre de 1999 (21 meses) sobre una población de cuarenta millones de habitantes y cuatro millones de perros, no adquieren la proporción de epidemia. Son hechos lamentables sí, pero muy aislados. Como luego veremos, la información y la educación de la población en general y en especial de los niños y sus padres parecen imprescindibles y podrían evitar un alto porcentaje de los incidentes que se producen. De hecho esa es la principal conclusión a la que han llegado los expertos de la HSUS y así lo han reflejado en sus informes. Pero a la hora de tomar medidas para evitar nuevos accidentes de este tipo, hay que tener presente otra serie de circunstancias, con el único objetivo de tratar de armonizar las posturas de todas las partes en conflicto y tratar de satisfacer a todos los sectores implicados. En primer lugar hemos de tener presente que en la actualidad en nuestro país un 25% de las familias españolas conviven con al menos un perro y que otro 30% afirma que le gustaría tener un perro y está esperando a que sus condiciones socioeconómicas mejoren para poderlo adquirir. Asimismo el 44% de los jóvenes menores de 29 años que no tiene perro, dice estar deseoso de independizarse y formar su propio hogar para poderlo tener. Otro dato incuestionable es que el numero de profesionales veterinarios ha aumentado solo en el periodo de 1990 a 1995 un 53% con respecto a las cifras disponibles para todo el periodo de 1969 a 1989; un aumento que no se justifica si no es por el incremento en la demanda de atención y cuidados por parte de los propietarios de mascotas domésticas, dado que la cabaña ganadera por sí sola no daría salida a un numero tan elevado de veterinarios. Además, la mayoría de estos nuevos veterinarios desempeñan su profesión en las provincias más urbanas. Tan solo el año 1998, el mercado veterinario facturó casi 10 mil millones de pesetas. El crecimiento sostenido del número de animales domésticos en nuestro país ha ido acompañado de la aparición de nuevas oportunidades de negocio y de creación de empleo, en la prestación de servicios especializados, incluidos los de guardería, peluquería, alimentación y cuidados sanitarios. Concretamente el sector de la alimentación estaba viviendo hasta enero de 1999 su mejor momento y todo apuntaba a que la tendencia era de que continuara subiendo. Hay que tener en cuenta que los alimentos preparados para perros representan casi el 25% del total de ventas del sector alimentario especializado en animales domésticos, que en el año 1998 facturó un total de 36 mil millones de pesetas. Sin embargo la psicosis que han generado los medios de comunicación y la propia actuación de algunas administraciones públicas, a raíz de los últimos acontecimientos, parece estar generando ya algunos reveses económicos tanto en el sector veterinario como en el sector alimentario. Las primeras estimaciones apuntan a que se ha multiplicado de forma alarmante el numero de sacrificios de perros en clínicas (en algunas clínicas en un solo mes se han producido hasta 300 sacrificios como consecuencia de la presión a la que se han visto sometidos los propietarios por parte de sus vecinos, cuando antes apenas se sacrificaban uno o dos animales por razones de enfermedad terminal) ; asimismo desde el sector de fabricantes, distribuidores y vendedores de piensos caninos se afirma que las ventas han bajado en algunos puntos de España hasta un 40% en el periodo comprendido febrero a septiembre de este año. Esta situación va a tener repercusiones importantes, sin duda, en ambos sectores que se traducirán en la pérdida de muchos puestos de trabajo. Hogares españoles que albergan al menos un perro (entre 1990 y 1990)
Hogares europeos que albergan al menos un perro (1998)
Porcentaje de familias españolas que tienen al menos un perro, en función de su lugar de residencia/no. habitantes (1998)
A la vista de lo anterior parece claro que la posesión de uno o mas perros por familia es mas frecuente en zonas urbanas de menor tamaño (de menos de 20.000 a 50.000 habitantes); muchas de estas zonas se encuentran próximas a las grandes ciudades y localidades en las que han proliferado las viviendas unifamiliares (urbanizaciones de chalets adosados, pareados o independientes); también se corresponden con familias con un nivel adquisitivo mas elevado y un mayor nivel de estudios (clase media y media-alta)
La tenencia de perros en España viene determinada de manera significativa por la edad , además del nivel de estudios; un dato importante es que tres de cada diez personas con estudios superiores que todavía no tienen un perro, manifiestan que les gustaría tenerlo, mientras que entre las personas con estudios inferiores al Bachillerato solo dos de cada diez afirman haber pensado alguna vez en adquirir uno. En cuanto a las edades, son los colectivos mas jóvenes los que mas se interesan por la tenencia de perros como animales de compañía y es precisamente dentro del grupo de personas entre 18 y 44 años de edad, donde desaparecen las diferencias por nivel de estudios; el 46% de quienes, en estos dos grupos de edad no tienen todavía perro, afirman que les gustaría comprar uno, independientemente de que tengan o no estudios superiores. (Texto original, escrito por Christina de Lima-Netto y Federico Baudin específicamente para esta página Web y protegido con Copyright. No puede ser reproducido ni total ni parcialmente por ningún medio, sin el expreso consentimiento de Castro-Castalia por escrito). |