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Nelly de Castro-Castalia El LINFOSARCOMA es uno de los tipos de cáncer más extendidos entre la población de Bullmastiffs, si bien no afecta a todas las líneas por igual y de hecho, todavía hoy existen familias y líneas de sangre que no parecen presentar especial predisposición a padecer esta grave enfermedad, como es el caso de mis “CASTRO-CASTALIA” (en casi 20 años de cría no se ha diagnosticado ni un solo caso entre los más de 200 cachorros criados hasta la fecha, a lo largo de cinco generaciones). Afecta habitualmente a perros de entre 5 y 11años de edad, si bien en el caso de la raza Bullmastiff por lo general los que lo padecen, manifiestan los primeros síntomas ¡antes incluso de los cinco años!, para desgracia de sus propietarios. Varios son los tipos de LINFOSARCOMA en perros, pero el más generalizado entre Bullmastiffs es el denominado LINFOSARCOMA MULTICÉNTRICO, que se caracteriza por una hipertrofia no dolorosa y generalizada de los ganglios linfáticos, una condición denominada linfadenopatía, que casi siempre es la única manifestación clínica de la enfermedad. Más tarde, la infiltración visceral y la disfunción orgánica que la diseminación de las células cancerosas produce en el organismo, se traduce en otra serie de síntomas como son la fiebre, la falta de apetito, la debilidad muscular, la apatía, la tos, y también los vómitos y la diarrea; posteriormente aparece una ascitis (acumulación de líquido en el abdomen). Otras formas de LINFOSARCOMA son el digestivo (7%), cutáneo (6,5%), tímico (2,5%) y mixto (escasamente un 1%). A día de hoy no se conocen las causas de éste cáncer, pero se sospecha que pueda tener un origen vírico, como tantos otros. Lo que sí parece claro, a juicio de muchos expertos, es que existe una alta incidencia genética y que se transmite de padres a hijos, quizás como parte de una inmunodeficiencia. Desgraciadamente el LINFOSARCOMA no tiene cura, si bien la terapia pueda reducir la severidad de los signos clínicos y aumentar el tiempo de vida, mejorando las condiciones del animal y su bienestar durante el tratamiento. Pero hay que tener muy claro que un animal diagnosticado de LINFOSARCOMA por lo general, sin tratamiento, vendría a morir al cabo de dos meses, mientras que adecuadamente tratado con una combinación de quimioterapia, puede vivir por lo general unos siete u ocho meses más, con suficiente calidad de vida. De hecho, en perros diagnosticados muy prematuramente, la tasa de pervivencia puede superar incluso el año de vida, con una disminución importante del tamaño de los nódulos. Sería importante que los criadores conocedores de la alta incidencia del LINFOSARCOMA entre sus ejemplares, optaran por cambiar radicalmente su programa de cría evitando continuar multiplicando los casos a base de seguir criando con machos y hembras que puedan ser transmisores de la enfermedad, pero muy tristemente esto casi nunca ocurre y quizás por ello, en la última década, se hayan multiplicado de forma dramática y totalmente irresponsable los casos de LINFOSARCOMA en Bullmastiffs, que aparecen a edades cada vez más tempranas, al igual que ocurre con el OSTEOSARCOMA. (Texto original, escrito por Christina de Lima-Netto y Federico Baudin específicamente para esta página Web y protegido con Copyright. No puede ser reproducido ni total ni parcialmente por ningún medio, sin el expreso consentimiento de Castro-Castalia por escrito) LAS FOTOGRAFIAS SON MERAMENTE ILUSTRATIVAS NO UNA INDICACION DE QUE LOS EJEMPLARES PADEZCAN DICHA ENFERMEDAD. |