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El Parto “Duquesa” no se quiere mover, se pasa el rato lamiéndose las mamas y limpiándose la zona del nacimiento concienzudamente, su respiración se agita y acelera, en ocasiones ronronea, estos síntomas nos van a indicar que el momento del parto es inminente. Si bien esta fase puede durar algunas horas, deberemos estar atentos pues el momento de nacer las crías puede ser inmediato, aun así nuestra atención deberá ser discreta y lejana, ya que lo principal ahora es la tranquilidad de “Duquesa”, indispensable para el normal devenir de los acontecimientos, en todo momento deberemos evitar la presencia de personas extrañas. En una segunda fase las contracciones del útero serán más fuertes e iniciará los movimientos de empuje para expulsar a los gatitos, por regla general nacerán en su propio saco de liquido amiotico, deberá ser la propia madre la que lo rompa –su instinto la tiene perfectamente preparada para ello- mediante lametones y mordiscos, utilizando su áspera lengua para limpiar la carita del recién nacido, esto tiene el objeto de retirar de los conductos respiratorios cualquier rastro de membranas y líquidos, estimulando a la vez la respiración, terminada esta tarea se dedicara al cordón umbilical, que por el mismo sistema, lametones y mordiscos, ira recortándolo y secándolo, en algún momento, la madre tendrá una nueva contracción y aparecerá la placenta del bebe, la madre se la comerá, esto tiene dos funciones importantes, la primera es que permite a la madre, con ingesta, la rápida recuperación de nutrientes vitales, y otra sanitaria, en los primeros días la madre no se apartara de sus crías, si la placenta permaneciese en el refugio, seria un terreno abonado de infecciones y con el olor de la descomposición atraería a un sin fin de depredadores que podrían poner en peligro a sus crías . Si “Duquesa” no realiza esta función deberemos retirarlas pasado un tiempo. Deberemos estar atentos por si la gata no realiza estas funciones para inmediatamente realizar nosotros las funciones de una comadrona o asistente al parto, para ello deberemos proveernos de toallas, para repetir los movimientos de la madre en el trato de los recién nacidos, limpiándolos y secándolos concienzudamente, utilizaremos seda quirúrgica para atar el cordón umbilical, reforzando la labor antiséptica con cristalmina, preferentemente, o betadine, lo cortaremos con unas tijeras sin puntas, dejando un trocito para que se vaya secando naturalmente. Por lo general el parto dura entre dos y cuatro horas, aunque puede prolongarse hasta ocho, sin salirse de los límites de la normalidad. Pero no debe sobrepasarse este tiempo. Entre cada nacimiento pueden transcurrir de quince a veinte minutos, aunque pueden estar mas distanciados, no debiendo superar este intervalo las tres horas, en el momento que cualquiera de estos “limites” se supere, deberemos acudir a un veterinario, ya que nuestra “Duquesa” o sus hijitos pueden estar en peligro, entonces, deberemos procurarnos de botellas de agua caliente, que nos permitirán mantener el calor corporal de los gatitos mientras dure el traslado. Una vez nacido el último gatito, “Duquesa” tumbara de lado, reunirá a sus crías y las incitará a mamar mediante empujoncitos y lametazos, las crías se guían por el olor y el calor de las tetillas, esta primera ingesta de leche materna es importantísima, ya que al principio está el calostro que es muy rica en proteínas, vitaminas y grasas, además es ligeramente laxante, y sobre todo contiene sustancias proteicas, las globulinas, que protegen a los recién nacidos de numerosas enfermedades. Una camada esta compuesta, normalmente, por cuatro o cinco gatitos, aunque a veces su número puede ser superior, por ejemplo, los siameses y birmanos, pueden llegar a tener ocho, y excepcionalmente once o doce. Si la camada ha sido numerosa y queremos que todos los gatitos tengan viabilidad, deberemos supervisar los periodos de amamantamiento comprobando que todos maman por igual, llegando, incluso, a organizar turnos en caso de que fuese necesario, si la madre no se dejase, compraremos leche maternizada especial para gatos y nos transformaremos en madres sustitutas alimentándolos con un biberón, deberemos seguir las indicaciones del fabricante en cuanto a cantidades, pero no nos debemos olvidar que estas cantidades son recomendatorias, deberemos vigilar el peso de los bebes y ajustar las cantidades para que estos tengan su desarrollo normal. Posteriormente al parto, deberemos estar vigilantes con “Duquesa” ya que pueden producirse complicaciones derivadas por la incompleta expulsión de toda la placenta, recibe el nombre de septicemia puerperal, infección bacteriana extendida en el útero después del parto. Los síntomas son: pérdidas oscuras y malolientes por las vías genitales, fiebre, inapetencia y retiro de la leche de las mamas. Con esto cerramos el capitulo del parto, en el próximo trataremos el cuidado de nuestras bolitas de peluche, esas delicias que hacen que nuestro orgullo de padres postizos crezca por momentos, mientras nos entretendremos buscando nombres para nuestra prole. Ojo al dato... Los gatitos recién nacidos, no pueden valerse por si mismos, no pueden caminar, ni ver, ni oír, dependen completamente de la madre en cuanto a alimentación, calor y protección. Ni siquiera pueden orinar salvo que sean estimulados mediante lametones por la madre. Importante... En el lugar del parto, no debe haber ningún otro animal que pueda molestarla, incluido el propio macho que la ha fecundado y olvídese de cámaras, ya que las luces brillantes, y un equipo extraño frente a ella, puede interrumpir el proceso. FUNDAMENTAL... Una ve terminado todo el proceso, deberemos visitar al veterinario, él nos confirmara que todo ha ido bien y que tanto “Duquesa” como sus mininos están perfectamente de salud. (Texto original, escrito por Christina de Lima-Netto y/o Federico Baudin específicamente para esta página Web y protegido con Copyright. No puede ser reproducido ni total ni parcialmente por ningún medio, sin el expreso consentimiento de Castro-Castalia por escrito) |