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Es indudable que la fabricación de piensos para animales de compañía ha tomado un auge enorme en las últimas décadas, que ha sido el fruto de una campaña de marketing orientada a los propietarios, en la que durante años se les ha estado informando de las ventajas que esta tenía para los animales, frente a la opción de alimentarlos con preparados caseros. Uno de los principales argumentos empleados por los fabricantes es el de la seguridad de que los piensos comerciales aportan todos los nutrientes esenciales para establecer una dieta correcta en las distintas etapas de su vida, desde el destete hasta la senectud. Otro, que se seleccionan los mejores ingredientes y otro aún, que el equilibrio entre vitaminas, minerales, etc., está perfectamente estudiado en laboratorio para satisfacer todas las necesidades de cada animal. Un dato que hemos de tener siempre en cuenta es que las empresas que hoy en día fabrican piensos para perros, están íntimamente relacionadas con esas otras que fabrican toda clase de alimentos envasados para nosotros mismos; que son una extensión natural de esos grandes fabricantes. Colgate Palmolive, es la propietaria de Hill’s Science Diet, tanto como Mars lo es de Pedigree, o Nestlé de Friskies y Procter & Gamble ha adquirido no hace tanto a Eukanuba e Iams, por citar sólo algunas de las marcas más conocidas. Y ello puede llevar a los más mal pensados a suponer que siendo una “extensión” de la industria alimentaria humana, quizás sea una manera inteligente de procurar la máxima rentabilidad a la cadena de producción. ¿Por qué? Pues sencillamente porque muchos de los productos (léase, los despojos) que por algún motivo (sobretodo por las normativas vigentes) dejan de ser aptos tras el proceso de elaboración, o no lo han sido nunca, para el consumo humano pueden derivarse hacia el consumo animal, hoy por hoy menos exigente. Así por ejemplo, ciertas partes de las aves y las reses (plumas, algunas vísceras, picos, uñas, cascos, pelo y piel, cascos, etc), se reconvierten en las denominadas harinas animales; asimismo la molienda de la vainas y cáscaras de los cereales, una vez extraídos los aceites y almidones con los que producir por ejemplo aceites vegetales, se reconvierte en harina vegetal... otras veces, debido a un deficiente procedo de almacenamiento, los granos enteros no pueden ser aprovechados para el consumo humano, y quizás acabe buscándoseles una rentabilidad en la fabricación de los preparados para consumo animal. Como también parece que ocurre con los cadáveres de algunos animales que fallecen por causas poco naturales o que son sacrificados en los mataderos pero no pasan los oportunos controles sanitarios... De todo ello están llenas las hemerotecas de medio mundo, mal que le pese a los fabricantes que continuamente niegan que esto pueda estar ocurriendo. Pero si bien hay que dar un margen de confianza al negocio de los piensos específicos para perros, no hay duda que alguna vez se han cometido y se seguirán cometiendo atropellos de todo tipo de consecuencias que pueden incluso llegar a ser nefastas para nuestras mascotas. No hace tanto, en los Estados Unidos el organismo que equivale a nuestro Consejo Superior de Colegios Veterinarios, la American Veterinary Medical Assoc., dio la razón a un periodista californiano que había denunciado, en múltiples artículos por él firmados y publicados en el San Francisco Chronicle, en el que denunciaba cómo los cadáveres de perros y gatos que acababan en centros de acogida, eran reciclados, tras su muerte, y empleados luego en la fabricación de alimentos para... perros y gatos. Historias como esta, abundan. Las hay que hablan del empleo abusivo que se hace de reses atiborradas con antibióticos y hormonas, en nuestra alimentación (y por ende en la de nuestros perros) y cómo esos antibióticos y esas hormonas pasan directamente a la cadena alimenticia y acaban siendo responsables de toda una serie de problemas de salud, hasta ahora desconocidos, y que se están convirtiendo en el pan nuestro de cada día...Y dan un poco de miedo. Con esto no quiero decir que todos los fabricantes sean poco escrupulosos, pero “haberlos, hay los” y hemos de ser capaces de entenderlo así, para empezar a ser un poco más exigentes a la hora de llegar a la tienda y coger del estante un saco de esta o aquella marca. Hay que tomar buena nota... ...de que los perros, al contrario de lo que antes se pensaba, tienen el sentido del gusto suficientemente desarrollado como para ser capaces de decidir qué les gusta más y qué menos. Entre sus preferencias de más a menos, se encuentran la carne de vaca, la de cerdo, la de cordero, la de pollo, la de pavo y la de caballo. También se ha comprobado que una gran mayoría, instintivamente y quizá como consecuencia de la domesticación a la que han sido sometidos, prefieren la carne ligeramente cocinada antes que cruda, y enlatada antes que recién cocinada. ¿Sabía usted que...? Fue en 1851 cuando un canadiense de nombre James Spratt llegó al Reino Unido y casi por accidente acabó fundando nueve años más tarde la que sería la primera empresa de fabricación de galletas de perros, las “Spratt’s Meal Fibrine Dog Cakes” con las que consiguió un notable éxito y que en muy poco tiempo se convirtieron en el alimento más chic para los perros de las grandes familias nobiliarias de Gran Bretaña, incluidos los de la Familia Real británica, propiedad de la esposa del que llegó a ser Eduardo VII, Alejandra de Dinamarca. Sin saberlo, Spratt, que había pretendido hacerse rico con un invento de su cosecha (un conductor de luz), acabó sentando las bases para una industria que hoy mueve sólo en Estados Unidos más de doce mil millones de dólares anuales. COMPARATIVA ENTRE LOS DISTINTOS ALIMENTOS COMERCIALES
DISTINTAS MARCAS, DISTINTAS OPCIONES Gama económica: alimentos estándar que valen “para todos los perros”, sin distinguir entre las diferentes necesidades específicas relativas a talla, peso, edad, nivel de actividad, etc. Suelen ser piensos granulados, fabricados a partir de subproductos de dudosa calidad y ofrecerse en sacos de gran tamaño y peso (=/+20 Kg.). No se recomienda. Gama regular: alimentos que suelen ser fabricados por grandes marcas y distribuidos a través de hipermercados, en envases con el nombre de estos y en los que el fabricante no es fácilmente identificable. Pocas veces existirá una correlación entre lo que dice la etiqueta y lo que resulta de una analítica de los ingredientes. Estos suelen ser de baja calidad y dado que el contenido en calorías suele ser bajo, es precisa gran cantidad de alimento para nutrir adecuadamente al animal que lo ingiere. Suelen emplear fuentes de proteína vegetal (más barata). No se recomienda. Gama superior (performance, premium, super premium): en su elaboración se emplean productos de mayor calidad y digestibilidad y ello implica que con menor cantidad de alimento el perro esté mejor nutrido. Suelen emplear fuentes de proteína animal (más caras) y los ingredientes tienen un valor biológico mayor. También se hace un uso más adecuado y racional de los conservantes y aditivos. Finalmente esta gama no suele estar disponible en hipermercados ni supermercados; sólo se adquiere en tiendas especializadas y a través de clínicas veterinarias. Los alimentos de esta gama suelen someterse a estrictos controles en fábrica y a través de los organismos reguladores específicos (AAFCO, NDR, CVMA, Feeding Stuffs Regulations y controles de la U.E.) para garantizar su fórmula y calidad nutricional. Su precio es mucho más elevado, pero a la postre el ahorro es considerable dado que se necesita mucha menos cantidad de alimento para mantener al perro en buen estado. Se recomienda como opción más segura.
(Texto original, escrito por Christina de Lima-Netto y/o Federico Baudin específicamente para esta página Web y protegido con Copyright. No puede ser reproducido ni total ni parcialmente por ningún medio, sin el expreso consentimiento de Castro-Castalia por escrito)  |
